La CIDH condena los “casos de brutalidad policial” en Colombia

La Policía colombiana vive sus horas más bajas por una pérdida de confianza de la ciudadanía que se agrava día tras día y que, tras la muerte del abogado Javier Ordóñez, sometido con brutalidad por dos agentes durante un arresto en Bogotá, pone sobre la mesa la necesidad de reformar la institución.

Para complicar el panorama de este centenario cuerpo, que en noviembre cumplirá 129 años de creado, la muerte de Ordóñez, de 46 años, desencadenó una ola de protestas en Bogotá y otras ciudades del país que dejó siete muertos y las miradas se han vuelto sobre los policías que repelieron el vandalismo porque las primeras versiones indican que las víctimas recibieron balazos.

“Desde la Defensoría solicitamos revisar los procedimientos de la Policía con el fin de que no se repitan situaciones como las que se presentaron en las últimas horas en Bogotá. Lamento la pérdida de más vidas y me solidarizo con las familias de las víctimas”, manifestó hoy el defensor del Pueblo, Carlos Camargo Assis.

La función de la Policía Nacional es “el mantenimiento de la convivencia como condición necesaria para el ejercicio de los derechos y libertades públicas y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz fundamentada en el código de ética policial”.

Sin embargo, no son pocas las denuncias ciudadanas de excesos por parte de policías, bien sea por abusos de autoridad o por corrupción, principalmente cuando ejercen la función de agentes de tráfico.

En el otro extremo, son abundantes las quejas por demoras u omisión a la hora de atender emergencias como atracos, robos e incluso riñas y se ha vuelto común escuchar que “la Policía no hace nada”.

EFE

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