La noche del miércoles, el barrio Naranjal en Laureles, Medellín, fue escenario de un horrendo crimen. Zaida Andrea Sánchez Polanco, de 27 años, fue brutalmente asesinada en lo que parece ser una confusión mortal.
El asesinato de Sánchez Polanco ocurrió a las 7:50 p.m. cuando dos hombres armados en motocicleta la abordaron al salir de un hotel. Sin piedad, le dispararon múltiples veces, hiriéndola gravemente en el rostro y el torso. A pesar de ser trasladada de urgencia al Hospital San Vicente Fundación, falleció durante los intentos de reanimación. Este ataque, llevado a cabo de manera rápida y calculada, ha dejado a los testigos atónitos y a la comunidad en un estado de alerta.
Según los informes, Zaida había llegado al hotel con su hijo de 9 años, lo que añade un nivel de horror al ya trágico evento. La violencia en Medellín ha alcanzado niveles alarmantes, y este incidente es un recordatorio escalofriante de la inseguridad que acecha a sus ciudadanos.
Las investigaciones sugieren que el asesinato en Laureles fue el resultado de una confusión de identidad. Los sicarios habrían confundido a Sánchez Polanco con Ángela Lora, hija del pastor Marlon Lora, quien fue víctima de una masacre en Aguachica el 30 de diciembre. Este error fatal ha desatado una ola de indignación y temor en la comunidad.
Alias “La Diabla”, como era conocida Zaida, tenía un oscuro pasado como prestamista en Aguachica, lo que añade un contexto complejo a su asesinato. A pesar de su vida marcada por la controversia y antecedentes criminales, ella había desmentido cualquier conexión con el crimen de la familia Lora, argumentando que no había similitudes físicas entre ella y la hija del pastor.
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