Las autoridades ejecutaron la detención de uno de los presuntos asesinos de la familia de Chiloeches y de su novia, una influencer venezolana. Se escondían con su botín en un hostal de Daganzo, un pueblo cercano al escenario del crimen.
Las cámaras de seguridad del hostal captaron el momento en que la pareja llegaba al establecimiento. Era la tarde del sábado 13 de abril, solo unas horas después del brutal asesinato de tres miembros de la familia Villar en su chalet.
Windy B., la influencer, había reservado la habitación 101. Ella entregó su pasaporte venezolano en recepción, mientras que Fernando P., el presunto asesino, entró más tarde, intentando pasar desapercibido. Ya no llevaba la ropa manchada de sangre con la que había apuñalado a Ángel, Elvira y su hija Laura. Se la había cambiado antes de huir.
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De hecho, Fernando no solo no se deshizo de la ropa manchada, sino que también llevaba consigo algunas prendas en sus bolsas que todavía tenían restos de sangre de las víctimas. Un descuido que, sumado a la minuciosa investigación de la Guardia Civil, terminaría por incriminarlo.
Mientras tanto, en el chalet de Chiloeches, los agentes levantaban los cuerpos de las víctimas y comenzaban a examinar la escena del crimen. La Guardia Civil sospecha que Fernando y su amigo David, otro de los detenidos, entraron a robar y se encontraron con la familia. Se produjo un forcejeo en el que el padre, Ángel, intentó defenderse. Tanto él como su esposa, Elvira, y su hija Laura, fueron apuñalados salvajemente.
La única víctima que pudo sobrevivir al ataque de Chiloeches fue el hijo menor, Yerai, que se atrincheró en su habitación y huyó cuando los asesinos se distrajeron. La brutalidad del crimen fue tal que Fernando incluso se hizo una herida profunda en la mano al clavar su cuchillo en una de las víctimas.
A pesar de las pruebas en su contra, Fernando se resistió a la detención cuando los agentes de la Guardia Civil irrumpieron en la habitación del hostal el domingo por la mañana. Incluso intentó atacarles con un destornillador que escondía en sus bolsas. Su novia, Windy, por su parte, repetía que no sabía nada del crimen.
En el registro de la habitación, los agentes encontraron varias joyas y relojes que habían sido robados de la casa de la familia Villar, así como una pequeña cantidad de dinero en efectivo y metanfetamina.
La investigación continúa, pero la Guardia Civil se muestra convencida de que Fernando y David son los autores materiales del triple crimen. Un crimen que ha conmocionado a la tranquila localidad de Chiloeches y que ha puesto de manifiesto la frialdad y la crueldad de sus autores.
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