Desde enero pudo haber entrado el coronavirus a los Estados Unidos

Nuevos datos obligaron a los estadounidenses a asumir que el coronavirus empezó a expandirse por su país en enero o incluso antes, mientras que el presidente Donald Trump se disponía a firmar un decreto que suspenderá la emisión de permisos de residencia a extranjeros.

Ese decreto, anunciado por Trump en un tuit el lunes, estaba este miércoles en proceso de edición de los “últimos retoques”, según la Casa Blanca, y se espera que el mandatario lo firme antes de acabar el día, en un endurecimiento de su política migratoria bajo el pretexto de la crisis económica que vive el país.

A LA ESPERA DEL DECRETO

La portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, confirmó que se estaban dando “los últimos retoques” al texto y negó que se haya “escrito a toda prisa”, después del tuit de Trump del lunes.

Pese a que el presidente aseguró entonces que tenía intención de pausar toda la inmigración, este martes aclaró que su medida se aplicará solo a los extranjeros que soliciten tarjetas de residencia permanente o “green cards”, y no a los trabajadores temporales.

El decreto suspenderá la emisión de esos permisos permanentes durante al menos 60 días, renovables si Trump lo desea, con “ciertas exenciones” que la Casa Blanca no ha detallado pero que, según medios, librarán de la medida a los familiares extranjeros de ciudadanos estadounidenses.

EL CRONOGRAMA DEL CORONAVIRUS SE ADELANTA

Mientras se esperaba la firma del decreto, un anuncio del condado de Santa Clara (California) cambió el cronograma que los estadounidenses tenían en mente sobre la expansión del coronavirus en su país, al confirmar que la primera muerte conocida por COVID-19 en EE.UU. ocurrió el 6 de febrero, 20 días antes de lo que se creía.

Esa revelación trastoca el calendario que se manejaba hasta ahora e implica, según expertos, que el coronavirus podría haber llegado al país en enero o incluso antes, algo que pone todavía más en tela de juicio la lenta respuesta oficial en el país, donde el Gobierno federal no recomendó medidas para mitigar los contagios hasta el 16 de marzo.

Hasta ahora se creía que la primera muerte relacionada con el coronavirus en EE.UU. se produjo el pasado 29 de febrero en el área de Seattle, en el estado de Washington, el más afectado en la primera fase de la pandemia en el país, aunque luego se descubrió que dos personas que fallecieron el 26 de febrero también habían contraído el virus.

Sin embargo, las autopsias de dos pacientes que murieron en sus hogares los pasados 6 y 17 de febrero en el condado de Santa Clara han revelado que enfermaron del COVID-19, según el comunicado de las autoridades de ese territorio.

Esas muertes son “probablemente la punta de un iceberg de tamaño desconocido”, dado que los fallecidos no tenían antecedentes de viajes conocidos y se entiende que contrajeron el virus en ese condado, explicó la directora médica del condado de Santa Clara, Sara Cody, en una entrevista con el diario The New York Times.

En enero, las autoridades sanitarias estadounidenses identificaron algunos casos de coronavirus en viajeros que habían visitado China, pero hasta el día 30 de ese mes no confirmaron ningún caso de contagio local de la enfermedad, el de una persona que vivía con una mujer de Chicago que había viajado a Wuhan.

El anuncio de Santa Clara sugiere que los contagios locales pudieron estar mucho más extendidos de lo detectado en enero, sobre todo teniendo en cuenta que los laboratorios de EE.UU. no empezaron a recibir pruebas del coronavirus hasta el 7 de febrero, y que esos tests tenían fallos y había límites sobre a quién podían hacérselos.

Entretanto, dos gatos domésticos en zonas distintas del estado de Nueva York se convirtieron este miércoles en los primeros casos de mascotas detectados en EE.UU., al dar positivo por COVID-19 y mostrar problemas respiratorios leves, según las autoridades federales.

NUEVOS ROCES ENTRE TRUMP Y LOS EXPERTOS EN SALUD

Por su parte, Trump protagonizó un nuevo roce con uno de los expertos en salud de su Gobierno, en este caso el director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), Robert Redfield.

En una entrevista el martes con el diario The Washington Post, Redfield alertó de la posibilidad de que “el ataque del virus” en Estados Unidos “el próximo invierno sea incluso más difícil que el que se acaba de atravesar”, porque coincidirá con “la epidemia de gripe”.

Aparentemente incómodo por los titulares sobre una “segunda ola” en un momento en el que está impaciente por reactivar la actividad económica, Trump tuiteó este miércoles que la cadena CNN -que apenas se hizo eco de la entrevista de Redfield en el Post- había “citado completamente mal al director de los CDC”.

Trump dijo que Redfield emitiría un comunicado para aclarar las cosas, pero al final el tema quedó en manos de McEnany, quien acusó a los medios de haber “sacado de contexto” lo que dijo el director del CDC.

La portavoz alegó que Redfield “no quería decir” que “el coronavirus resurgirá con fuerza este otoño”, a pesar de que esa afirmación aparece entrecomillada en su entrevista en el periódico.

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