Ancelotti: «Lo de Lucas Vázquez parece más serio»

El francés Eduardo Camavinga fue la gran sorpresa del once titular del italiano Carlo Ancelotti en Riad para la semifinal de la Supercopa de España frente al Valencia, que acabó ganando el conjunto blanco 1-1 y 4-3 en penaltis, pero fue sustituido tras el descanso tras un golpe en la rodilla y repetir un problema que sufre desde que llegó a la capital de España: ver amarilla muy pronto.

Cartulinas tempranas que condicionan a un centrocampista que no hace entradas excesivamente fuertes, pero al que se le nota mucho cuando llega tarde a robar el balón y por ello es propenso a recibirlas.

Ya la pasada temporada no rindió igual de bien cuando salía de titular que cuando actuó de revulsivo.

Además de que su estilo de juego hace que sobresalga más en partidos que se rompen, de ida y vuelta, su mayor problema fue que se cargó con cartulina amarilla muy pronto -le ocurrió también en el debut esta temporada en LaLiga Santander contra el Almería- y Ancelotti tuvo que sustituirle en el descanso hasta en tres ocasiones en la campaña anterior.

Sin embargo, fue clave en las históricas remontadas del Real Madrid durante las eliminatorias de la pasada Liga de Campeones jugando de pivote.

Contra París Saint-Germain (33 minutos), Chelsea (47) y Manchester City (45). 125 minutos en los que formó parte del equipo cuando marcó los ocho goles que le llevaron a la final de París. Físico, desparpajo y llegada al área; una lección del centrocampista moderno al que en contextos calmados le faltó pausa para ser fiable como ancla del equipo.

Y también le ocurrió este miércoles, sin ocupar ese rol de centrocampista defensivo, que en su presentación con el Real Madrid aseguró, al ser preguntado por EFE, que era dónde más le gustaba jugar.

Ese lugar, ante la ausencia del francés Aurelien Tchouaméni, lo ocupó el alemán Toni Kroos. Camavinga jugó de interior por el lado izquierdo, pero cuando intentó ir a robar el balón a los jugadores valencianistas cometió una falta clara en el minuto 27 y un 12 después otra entrada por detrás que, sin ser flagrante, ya advirtió a Ancelotti del problema que se le podía venir.

Actuó pronto, en el descanso. Sacó al croata Luka Modric, por quien entró Camavinga, y dejó a este en el banquillo por un golpe que sufrió en la rodilla derecha y a la vez consciente de que no se podía arriesgar a una cartulina roja.

Un problema, el segundo, al que no ha encontrado solución desde que llegó al Real Madrid el pasado verano y que hace que no acabe de ganarse un sitio con regularidad en un centro del campo del conjunto blanco de gran competencia.

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EFE

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