Arteta, entre la espada y el Boxing Day

La euforia que despertó en el entorno del Arsenal la consecución de la FA Cup y la Community Shield se ha evaporado con una velocidad pasmosa. Mikel Arteta se ha visto envuelto en esa pesadilla que desde hace años ronda el Emirates Stadium y que ahora le tiene entre la espada y el ‘Boxing Day’.

El técnico español no ha levantado la actitud de un equipo que tiene más agujeros que el Titanic y cuya estructura es muy frágil. Desde que levantaran en Wembley la Community Shield, el conjunto Gunner ha ido en decadencia y, pese a un inicio prometedor en Premier, ganando los dos primeros partidos, el Arsenal no ha tardado en demostrar que no puede o no tiene potencial para competir con los de arriba.

Su posición, décimo quinto, solo cuatro puntos por encima del descenso, es indigna para un club que no hace tanto estaba luchando por la Premier y por títulos europeos.

Los problemas del Arsenal son visibles desde el momento en que en su alineación titular se vislumbran jugadores que no serían titulares en ningún otro de los candidatos al título.

La dirección técnica del equipo tomó la decisión de apostar por determinados jóvenes que no han dado el rendimiento esperado, como sería el caso de Joe Willock, Mohamed Elneny, Ainsland Maitland-Niles y Eddie Nketiah. Todos ellos son habituales en las alineaciones de Arteta y ninguno aporta el factor diferencial que sí tenían antiguos jugadores de la cantera del Arsenal como Cesc Fábregas.

El que sí está funcionando en Bukayo Saka, lo mismo que Gabriel Martinelli, apuesta personal de Edu, director deportivo del equipo.

El joven brasileño reapareció tras varios meses de lesión, pero es que ni en eso sonría la fortuna a los ‘Gunners’ en su segundo encuentro tras la lesión, Martinelli recayó ante el Manchester City y queda saber su tiempo de baja.

Además, Arteta ha demostrado poca confianza en jugadores con experiencia internacional como Alexandre Lacazette, sorprendente suplente en la pasada jornada contra el Everton, Cedric Soares y el desaparecido Mesut Özil.

El alemán es una de las grandes incógnitas del fútbol mundial y, pese a que se siguen entrenando con los londinenses, no juega desde antes de la pandemia y no hay visos de que vaya a volver a hacerlo.

Su alto contrato, solo por detrás del de De Gea en la Premier, y que termina el próximo verano, provoca que Özil esté tranquilamente sentado en casa mientras su club se descalabra día tras día. No son pocos los aficionados que han pedido su vuelta ante la falta de clarividencia y de calidad en las últimas líneas.

Si bien Dani Ceballos es el jugador con más calidad del centro del campo del Arsenal, no hay muchos más creadores en una plantilla que tiene músculo con Thomas Partey lesionado, a Granit Xhaka en continua pelea contra el mundo y poco más.

Quizás esté ahí la clave de por qué Pierre-Emerick Aubameyang solo suma dos goles a favor desde que firmó su lucrativa renovación este verano. O de por qué Nicolás Pepé no ha justificado los 80 millones que costó o por qué Willian no se ha parecido al futbolista que se marchó de Stamford Bridge.

La desconexión entre el centro del campo y la delantera explicaría por qué el Arsenal es uno de los equipos que menos goles marca en la Premier, que menos ocasiones crea y que menos disparos realiza.

Y con esa pistola de agua en la que se han convertido los cañones del Arsenal es imposible que este equipo compita al nivel que requiere la Premier.

Mientras Arteta asegura que se ve capacitado para revertir la situación, Sam Allardyce, entrenador del West Bromwich Albion, los coloca como rivales por el descenso.

No corren los mejores tiempos en el Emirates y Arteta sabe que este ‘Boxing Day’, con el derbi ante el Chelsea, es crucial para su futuro.

EFE

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