Los Premios Oscar son los galardones más prestigiosos del cine mundial, que reconocen cada año a las mejores películas, actores, directores y demás profesionales de la industria. Pero, ¿qué reciben exactamente los ganadores de estos premios? ¿Hay algún beneficio económico detrás de la estatuilla dorada?
La respuesta es no. Los ganadores de los Premios Oscar no reciben dinero por obtener el reconocimiento de la academia. La estatuilla, que mide 34 centímetros y pesa 3,8 kilos, está hecha de bronce y bañada en oro de 24 quilates, y tiene un valor estimado de unos 900 dólares. Sin embargo, los ganadores no pueden venderla ni regalarla sin antes ofrecérsela a la Academia por el precio simbólico de un dólar.
Esto se debe a que desde 1950, todos los nominados y ganadores deben firmar un acuerdo que les impide comercializar con las estatuillas, con el fin de preservar el prestigio y la exclusividad de los premios. Si alguien quiere deshacerse de su Oscar, debe ofrecerlo primero a la Academia, que tiene el derecho de recompra. Solo si esta lo rechaza, puede venderlo o donarlo a quien quiera.
Los Oscar: un premio sin dinero, pero con mucho valor para los ganadores
Pero aunque no haya dinero de por medio, ganar un Oscar tiene otras ventajas para los profesionales del cine. Por un lado, supone un reconocimiento a su talento y a su trayectoria, que puede abrirles las puertas a nuevos proyectos y oportunidades. Por otro lado, puede aumentar su caché y sus ingresos por futuros trabajos, ya que tener un Oscar en el currículum es un aval de calidad y prestigio.
Además, los ganadores y nominados reciben una bolsa de regalos que cada año prepara una empresa independiente llamada Distinctive Assets, que no tiene relación con la Academia. Esta bolsa contiene productos y servicios de lujo, como viajes, joyas, cosméticos, ropa, gadgets y experiencias exclusivas. El valor de esta bolsa puede superar los 200 mil dólares, y se considera como un ingreso tributable por el fisco estadounidense.
Así pues, los Premios Oscar no son una fuente directa de dinero para los ganadores, pero sí una forma de aumentar su prestigio, su visibilidad y sus posibilidades en el mercado cinematográfico. La estatuilla dorada es más que un trofeo, es un símbolo de excelencia y reconocimiento que solo unos pocos pueden conseguir.
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