A la espera de que México “aproveche” mejor los beneficios comerciales que sí han logrado sus socios —Chile, Perú y Colombia—, llega a sus primeros 10 años la Alianza del Pacífico, que representa el 41 % del PIB de Latinoamérica y supone la octava economía del mundo.
Constituida jurídicamente el 6 de junio de 2012 en Atacama (Chile), este mecanismo —impulsado por el entonces presidente peruano Alan García— fue la respuesta a una larga búsqueda del continente de un acuerdo de integración tras el fracaso del llamado Pacto Andino (actual Comunidad Andina).
Hoy este bloque presume de ser la octava potencia económica y la octava potencia exportadora a nivel mundial y además atraer el 38 % de la inversión extranjera directa.
Sin embargo, para Jorge Tovar, economista y docente de la Universidad de los Andes, en Bogotá, estas cifras no obedecen propiamente a acciones desarrolladas por la Alianza: “El asunto es que éramos, somos y seríamos la octava economía más grande así no existiera la Alianza del Pacífico”, dice.
UNA ALIANZA ‘IGNORADA’ POR MÉXICO
Para los analistas, la Alianza del Pacífico se ha convertido en un bloque comercial beneficioso para empresarios de México, que han fortalecido su inversión en Chile, Colombia y Perú.
De hecho, el comercio con sus socios de la Alianza sumó 107.466 millones de dólares de 2011 a 2021, según datos proporcionados por la Secretaría de Economía.
Sin embargo, ha sido desaprovechado toda vez que la economía del país aún se ancla a Estados Unidos, que recibe más del 80 % de los productos que exportan los mexicanos, según expone a Efe Fernando Ruiz, director general del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior (Comce), que ahora preside el Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico.
UN BLOQUE MENOS POLÍTICO
En los primeros años de vida del bloque, los mandatarios de los cuatro países que lo integran estaban unidos por una afinidad política, de línea conservadora. Situación completamente distinta a la de hoy, con Chile, Perú y México mirando a la izquierda y con la posible llegada en Colombia de un presidente en esa misma orilla ideológica.
En ese contexto, para Ruiz el éxito entonces del bloque comercial comparado con otros mecanismos es —más allá de cuestiones políticas— la “participación del sector privado” y el trabajo hecho para homologar normativas, como las de sanidad y alimentos.
En Chile, que desde su fundación ha sido uno de los dinamizadores de la Alianza, destacan que, por encima del intercambio económico y comercial, este organismo ha introducido en la agenda cuestiones como el medioambiente y la cultura, como recuerda a Efe José Luis Parra, analista de la Universidad Católica.
Ese país fue, además, uno de los impulsores de la figura de “los Estados asociados”, que busca facilitar el futuro ingreso de países no solo de América, como Panamá, Ecuador y Canadá, sino también de otros que no son de la región, como Australia, Nueva Zelanda y Singapur, con los que se iniciaron negociaciones desde 2017.
Una estrategia que, según dijo a Efe la canciller chilena, Antonia Urrejola, incluye nuevos conceptos ligados a la transformación económica necesaria como la diplomacia Turquesa, diseñada para la defensa de los océanos y en particular la protección y explotación sostenible de todas las orillas del Pacífico.
En tanto, para Colombia, que ha asumido en estos diez años el liderazgo de la Alianza, este espacio le sirvió para “apalancar su acercamiento al Pacífico, que ha sido históricamente muy débil”, como lo describe Mauricio Jaramillo, profesor de Estudios Internacionales de la colombiana Universidad del Rosario,
DESAFÍOS DE LA ALIANZA
Irving Jaime, director de Integración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú —que asumirá en 2023 la presidencia pro tempore—, asegura que los países que integran la Alianza deben “enfrentar un gran desafío”: elevar el comercio intrarregional para “superar las tasas de un solo dígito entre los cuatro países”.
En ese mismo sentido se pronuncia Tovar, quien considera que —a diferencia de Mercosur, “un proceso de integración mucho más consolidado”—, “la Alianza debe mostrar resultados más sólidos”.
“Aún no existe un estudio serio sobre sus impactos económicos. Pero lo que uno ve es que el principal socio de cada uno de los países de la Alianza no es un país de la Alianza. Ni el segundo tampoco. Son siempre EE.UU. y China”.
Tovar sostiene que una década después del nacimiento de este mecanismo existe un retraso en infraestructura y telecomunicaciones.
“No se ha planteado ni siquiera la necesidad de una autopista Bogotá –Santiago de Chile, un tren para mejorar el transporte de mercancía entre los países o una iniciativa de conectividad entre los cuatro países a través del celular para facilitar el intercambio comercial”.
Y se detiene en el caso de Colombia, que lleva años aplazando el debate sobre la necesidad de contar con otro puerto sobre el Pacífico, además de Buenaventura, ciudad con niveles de pobreza que superan el 80 %.
México cumple 10 años en benéfica pero desaprovechada Alianza del Pacífico
EFE
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— SomosFan.com (@SomosFancom) June 6, 2022
