Cientos de voluntarios bielorrusos luchan contra el Ejército ruso en Ucrania

Cientos de voluntarios de Bielorrusia, que ha servido de base a las tropas rusas en su invasión de Ucrania, conforman el regimiento del Ejército ucraniano “Kastuś Kalinoŭski”, en lucha contra las fuerzas de Moscú.

Sus combatientes, la mayoría sin experiencia militar previa, creen que no puede haber una Bielorrusia libre sin una Ucrania libre, según explicaron dos de ellos a Efe por teléfono desde un emplazamiento secreto.

Un joven informático bielorruso que se presenta como “Ruh” -en referencia al Ave Ruc de la mitología persa- empezó a buscar formas de actuar para detener la invasión que su país había facilitado en cuanto le llegaron las primeras noticias de la agresión rusa el pasado 24 de febrero

Pronto se hizo evidente que no serían posibles grandes protestas en Bielorrusia, debido a la brutal represión de la oposición por parte del régimen del presidente Alexander Lukashenko.

“La gente tenía miedo, literalmente, hasta de salir a la calle,” contó a Efe.

“Zhe”, otro voluntario, que se identifica sólo por el diminutivo de su nombre, también apoyó las protestas masivas de 2020 en Bielorrusia, cuando cientos de miles se manifestaron para pedir un recuento transparente tras las elecciones presidenciales, con un saldo de miles de detenidos torturados, así como docenas de asesinatos y desapariciones.

Zhe se mudó a Ucrania, al que considera “un país libre” y tres semanas antes de la invasión abrió una estación de servicio de reparación de coches en Irpin, un suburbio de la capital ucraniana.

Tras el estallido del conflicto, acompañó a su prometida a un lugar seguro y decidió que debía ayudar a proteger al país en el que ahora residía.

Ninguno de los dos contaba con experiencia militar al inicio de las hostilidades, aunque Ruh tenía a sus espaldas cuatro meses de entrenamiento en la reserva del Ejército bielorruso que, según afirma, no le sirvió para nada.

Tras oír hablar de una unidad del Ejército ucraniano formada íntegramente por bielorrusos, Ruh se reunió con otros voluntarios en Polonia, y, después de un riguroso programa de entrenamiento, se convirtió en parte del equipo de vigilancia con drones, mientras que Zhe ha contribuido a encontrar el mejor equipamiento para el regimiento.

Bautizado como “Kastuś Kalinoŭski” y formado sobre la base de varias unidades del Ejército ucraniano, aspira a convertirse en el núcleo de un nuevo Ejército profesional en una hipotética Bielorrusia democrática y, según sus integrantes, combina la disciplina con la democracia interna.

La mayoría de los combatientes del regimiento ocultan su identidad porque el régimen de Lukashenko persigue a quienes percibe como amenaza; Zhe relata que su padre, discapacitado, fue detenido durante 15 días como acto de intimidación.

Ruh cree que el batallón ya se ha ganado una gran reputación entre los ucranianos, tras haber luchado en algunos de los puntos más calientes del frente y de haber contribuido a la defensa de ciudades como Bucha (norte) o Lysychansk (este), con algunos de sus integrantes caídos en combate cuerpo a cuerpo.

Sin embargo, se trata de una guerra marcada por la artillería de largo alcance, por lo que los soldados pasan la mayor parte del tiempo tratando de mantener sus posiciones ante las descargas de artillería, seguidas en ocasiones por ofensivas de tanques y, más rara vez, por ataques de infantería.

Normalmente, cuando se dan cuenta de que los rusos conocen la localización exacta de sus trincheras, los soldados la dejan y buscan un nuevo emplazamiento para fortificar sus posiciones.

“No tienes ni idea de cómo reaccionarías en una situación de combate hasta que vives una y ves minas explotando a pocos metros de ti,” afirmó Zhe.

“Siempre hay miedo en esos casos. Pero se convierte en parte de tu vida como soldado y aprendes a mantenerte profesional a pesar de ello,” agregó.

Mientras que los primeros voluntarios sólo averiguaron a qué tipo de guerra se enfrentaban al arribar a Ucrania, los nuevos combatientes, que siguen llegando, están con frecuencia mejor preparados psicológicamente.

Zhe cree que el motivo por el que Lukashenko no ha enviado todavía sus tropas para apoyar a las fuerzas rusas contra Ucrania es que, más allá del mal estado del Ejército y de la economía, la mayoría de los bielorrusos no apoyaría la decisión.

“El 85 % de los bielorrusos están en contra de la guerra,” aseguró.

La opresión del régimen hace que sea muy difícil protestar abiertamente, pero Ruh considera que si los soldados bielorrusos comenzaran a morir en masa, como pasaría en el caso de una invasión, la gente olvidaría sus miedos y las protestas se reavivarían.

Para el voluntario, la guerra no terminará hasta que Bielorrusia sea libre, tanto de la dictadura del presidente Aleksandr Lukashenko como del control ruso, pero primero es preciso liberar todos los territorios ucranianos, incluida la península de Crimea, ya que no puede haber una Bielorrusia libre sin una Ucrania libre.

La ONU espera que los primeros barcos con cereal salgan de Ucrania en breve

EFE

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