Un total de 37 países, que representan a unos 4.800 millones de personas, se reunieron hoy en Bruselas en la primera Cumbre de la Energía Nuclear, donde reafirmaron su apuesta por la energía atómica como parte de la solución para reducir CO2.
Los firmantes del texto en la cita convocada por la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) y por Bélgica subrayan su “compromiso con la energía nuclear como un componente clave de la “estrategia global para reducir las emisiones”, respetando “los más altos niveles de seguridad y protección”.
“Nos comprometemos a trabajar para desbloquear plenamente el potencial de la energía nuclear tomando medidas como crear condiciones favorables para apoyar y financiar de manera competitiva la extensión de vida útil de los reactores nucleares existentes, la construcción de nuevas plantas (…) y el despliegue temprano de reactores avanzados”, añaden.
Junto al icónico Atomium de Bruselas, el foro reunió a los líderes de Francia, Hungría, Finlandia, Eslovenia, Polonia o Serbia y a representantes de Argentina, Bangladesh, Brasil, Bulgaria, Canadá, China, Egipto, India, Arabia Saudí, Corea, Pakistán, Sudáfrica, Turquía, Reino Unido o EEUU.
Podrían haber sido más, porque no estaban países con reactores como Bielorrusia o Ucrania. También faltaron Rusia, un gran productor global de combustible atómico, e Irán, que desarrolla un controvertido programa atómico.
Los participantes tienen realidades diferentes, con rentas per cápita muy que van desde los 2.500 dólares de Blangladesh a los 70.000 de Estados Unidos o poblaciones que difieren desde los 2 millones de eslovenos a los 1.400 millones de habitantes de India.
Hay perfiles como el de Francia, histórico defensor de la energía atómica, o el de Japón, que va recuperando el entusiasmo nuclear tras el accidente provocado por un tsunami en Fukushima en 2011, la última gran catástrofe atómica desde Chernóbil (1986).
También como Argentina, que incorporó tiene varios reactores en construcción, Brasil, que espera inaugurar en 2025 una nueva central, o Italia, que cerró todas sus centrales en 1990 tras un referéndum, pero que participó en la cita atómica de Bruselas.
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EFE