Un trozo de sabana africana en Filipinas, el exótico capricho de los Marcos

Las jirafas y zebras que corretean por el santuario en Filipinas de Calauit son, casi medio siglo después de la llegada de los primeros ejemplares desde la sabana de Kenia, uno de los símbolos más notorios de la extravagancia de los Marcos, que vuelven al poder tras la victoria electoral de Ferdinand Marcos Jr.

Desde la entrada principal al parque, creado en 1977, el visitante se sumerge en un mundo exótico y extraño, tras una travesía en barca hacia esta isla de difícil acceso en el mar de Palawan, un lugar que Ferdinand e Imelda Marcos (en el poder desde 1965 hasta 1986) decidieron reconvertir en un trozo de sabana africana en su propio país.

La próxima toma de posesión de la Presidencia del país el 30 de junio por Bongbong Marcos, hijo del dictador, vuelve a poner el foco en este lugar creado hace 45 años por capricho de su madre, que tras un safari en Kenia creyó buena idea tener esos mismos animales exóticos viviendo en libertad en Filipinas.

Desde entonces, el parque ha ido languideciendo y 45 años después de que zarpara el “Arca de Noé” desde la costa oriental de África con quince jirafas, el mismo número de cebras, doce gacelas y casi veinte impalas, nadie sabe qué pasará con este polémico zoo.

“Nadie [del futuro gobierno] nos ha contactado, puede que apoyen el parque de alguna manera”, cuenta con poca convicción a Efe el director de la reserva, Froilán Sariego, quien aprovecha para recordar que se necesitan “más recursos” para proteger las 3.760 hectáreas que abarca el recinto.

PARQUE VENIDO A MENOS

El zoo, inicialmente un santuario privado donde los Marcos llevaban a sus invitados para deleitarles con un exclusivo safari, y donde se decía que Bonbong llegaba en helicóptero para cazar cerdos salvajes, fue perdiendo especies africanas por su imposibilidad de adaptación al ecosistema y por la caza furtiva.

Además, tras el derrocamiento de Marcos y la huida de la familia del país en 1986 muchos de los habitantes de Calauit que fueron expulsados para dar cabida a los animales nueves años antes, reivindicaron la devolución de sus tierras cazando algunas especies y quemando parcelas de tierra dentro de la reserva, según Sariego.

Por otro lado, y a pesar de que jirafas, cebras y antílopes sí que se adaptaron con relativo éxito y se han ido reproduciendo a duras penas durante más de tres décadas junto con más de 600 especies endémicas, el presupuesto del parque languidece año tras año: en 1977 el santuario contaba con más de cien trabajadores, mientras ahora apenas emplea a una veintena.

FUTURO INCIERTO

Hilario Daron, asistente del parque en activo desde 1979, prefiere no opinar sobre qué pasará con Calauit cuando los Marcos lleguen de nuevo a Malacañang. Pero sí recuerda con frescura, mientras da de comer a dos jirafas, al menos dos visitas del exdictador durante sus primeros años de trabajo, cuando el parque “estaba mejor cuidado”.

“Ahora ni siquiera tenemos veterinario”, dice con amargura Daron, que se muestra cauto y evita dar detalles de las visitas del difunto dictador.

El parque cobró protagonismo en los medios del país con la difusión del documental “Kingmaker” (2019), de la directora Lauren Greenfield, en el que Imelda Marcos decía sentirse “deprimida” por ver el mal estado del parque y la falta de animales tras haberlo visitado en los últimos años.

Sin embargo, tanto Sariego como Daron confirman que Imelda Marcos no estuvo en Calauit desde que la dinastía pudo regresar a Filipinas de su destierro en EE. UU. en 1991.

Aún así, los trabajadores de la reserva se muestran muy cautelosos al vaticinar cuál será el futuro del parque bajo el gobierno de Marcos Jr., aunque Sariego sí “cree que el futuro presidente apoyará el proyecto, igual que al resto de los filipinos”, dice, esta vez sí, con tono firme.

Uno de los aspectos más polémicos de la creación del parque fue el desplazamiento de decenas de familias pertenecientes a una minoría étnica, que fueron reubicados en la isla de Culión, a unos 90 kilómetros al sureste de Calauit.

El cuidador, sin embargo, argumenta que no se puede hablar de familias “desplazadas” cuando llegaron las bestias de África, ya que muchos animales endémicos – algunos en peligro de extinción – que pueblan también el parque ya “estaban allí primero”, y además se les donaron tierras en la otra isla.

En un país donde el heredero del clan Marcos arrasó con más del 50 % de los votos en las elecciones presidenciales del pasado 9 de mayo, Calauit se convirtió en un bastión de oposición a la dinastía, con apenas un 5 % de votos para Marcos y un 76 % para su principal opositora, Leni Robredo.

Probablemente fuera su manera de castigar en las urnas las consecuencias sobre sus vidas del que fuera, quizás, el capricho más exótico de los Marcos.

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EFE

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