Nueva jornada de protestas en Israel contra la reforma judicial de Netanyahu

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, acusó hoy a los manifestantes de las grandes protestas contra la reforma judicial de «pisotear la democracia», mientras decenas de miles de personas se congregan entorno al Parlamento ante el comienzo de la votación del plan impulsado por su Gobierno.

«En una democracia, el pueblo vota en las elecciones y sus representantes votan aquí en la Knéset (Parlamento)», dijo el jefe de Ejecutivo, que aseguró que «los líderes de la protesta están pisoteando la democracia» con sus acciones e «intimidación».

Les acusó también de «no aceptar los resultados de los comicios» ni «la decisión de la mayoría», y denunció que «llaman a la agitación civil», a «la guerra fratricida» y a derramar «la sangre en las calles».

Esto se produce mientras al menos 40.000 personas -hasta 100.000 según el diario Haaretz- se manifiestan hoy en los alrededores del Parlamento israelí en Jerusalén para oponerse a la reforma judicial que quiere tirar adelante el Gobierno de Netanyahu, que socavaría la independencia judicial y ha creado un gran movimiento de protesta.

Los manifestantes -llegados desde todo el país- rodearon el complejo parlamentario ondeando banderas israelíes, con el ritmo de tambores y cantos, y entre pancartas que rezaban «Luchando por la democracia» o «Salven a Israel de la dictadura».

“Vinimos a decirle al Gobierno que mire a su alrededor. Dicen que su reforma, que en realidad es un gran paso contra la democracia, es lo que el pueblo quiere, pero cientos de miles de personas hemos protestado cada semana en su contra”, dijo a Efe Rottem Rosenberg Rubins, profesora de derecho de 40 años que asistió a la protesta.

La Cámara tiene previsto votar hoy, en la primera de tres instancias, dos de los proyectos de ley incluidos en la reforma que integrarían la primera parte de este polémico plan.

Las dos normas propuestas -que aún estarán sujetas a votación en dos lecturas posteriores en otras fechas para ser aprobadas- buscan cambiar la composición del comité de selección de jueces y reducirían la capacidad del Supremo de revisar y cambiar las leyes.

La reforma judicial incluye también la denominada «cláusula de anulación», que permitiría que una mayoría simple de diputados en el Parlamento pueda derogar los fallos emitidos por la Corte Suprema.

Según los críticos, todo esto implicaría limitar en gran medida las atribuciones de la Justicia, erosionar la separación de poderes y asestar un golpe a las bases formales de la democracia israelí.

Ante la situación, que ha polarizado aún más la sociedad israelí, el presidente del país, Isaac Herzog, así como el actual líder de la oposición, Yair Lapid, instaron al inicio de un proceso de diálogo y a buscar maneras para encontrar consensos en relación a la reforma, aunque por ahora no ha habido grandes avances en este sentido.

«El Gobierno está sometiendo a votación dos leyes para anular la democracia», lamentó hoy Lapid, que añadió que el Ejecutivo de Netanyahu -formado también por socios ultraortodoxos y de extrema derecha- mostró «un rechazo total» a las peticiones de negociación.

Los cargos de la coalición gubernamental encargados de impulsar el plan aseguran estar a favor de dialogar, aunque insisten en que quieren llevar adelante la reforma pese a la oposición en la calle.

Las manifestaciones comenzaron hace casi dos meses y se han ido extendiendo por todo el país. Hoy incluyeron cortes de calles y carreteras en las zonas de Tel Aviv y Jerusalén.

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EFE

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