La protesta polaca cristaliza en el “Infierno de las mujeres”

Las recientes y polémicas restricciones al aborto y la retirada del Convenio de Estambul sobre violencia doméstica centran las protestas de la campaña “Infierno de las mujeres” en Polonia este domingo, víspera del Día Internacional de la Mujer.

En octubre, el Tribunal Constitucional, controlado de facto por el gobierno del ultraconservador Ley y Justicia (PiS), se pronunció en un fallo que hace prácticamente imposible abortar legalmente en Polonia al ilegalizar el caso de grave malformación del feto.

Esto provocó una ola de protestas calificada como la mayor movilización social desde 1989. Las manifestaciones, con apoyo social mayoritario, se han extendido por todas las grandes ciudades y también algunas menores, una situación sin precedentes.

Casi seis meses después, aún pueden verse pancartas y carteles de apoyo con el emblema del rayo negro y la frase “Infierno de las mujeres”.

El Gobierno polaco intenta minimizar el alcance de estas movilizaciones e incluso desacreditarlas, tildándolas de “extremistas” y acusándolas de tener un trasfondo político en vez de luchar por derechos civiles.

La fuerte represión policial, incluida la agresión a una diputada y varios periodistas, ha sido criticada dentro y fuera del país.

Sin embargo, el respaldo conseguido por estas protestas ha ido ampliando su efecto y agregando a estudiantes, críticos con la Iglesia y colectivos de minorías sexuales.

En un sondeo del año pasado, el 13 % de los polacos quería la prohibición del aborto. Una encuesta de la radio polaca indicó que el 70 % de los encuestados estaba a favor de las protestas.

La legislación polaca sobre el aborto es una de las más restrictivas del mundo. Antes de 1989, se practicaban en Polonia unos 500.000 abortos al año y ahora, según el gobierno, se llevan a cabo menos de 1.000.

Sin embargo, más del 95 % de estas intervenciones es ilegal bajo la nueva legislación, que obliga a completar la gestación siempre que no haya peligro de muerte para la madre o se trate de un caso de violación o incesto.

Se estima que, cada año, 150.000 mujeres polacas interrumpen voluntariamente su embarazo de manera ilegal, poniendo en peligro su salud.

Actualmente no se imparte educación sexual en las escuelas polacas. Bajo el nombre de “preparación para la vida familiar”, se imparte una materia en cuyo currículo aparece la palabra “familia” 173 veces y “sexo” solo dos: una para describir el cibersexo y otra para referirse a la adicción al sexo.

Malgorzata Kulbaczewska-Figat, periodista y redactora jefe adjunta de strajk.eu, recuerda en declaraciones a Efe que en 2016 unas movilizaciones similares lograron que el gobierno diese marcha atrás.

“Lograremos lo que queremos, seguiremos luchando por la dignidad y por nuestro lugar en la sociedad polaca; con nuestra lucha en el pasado logramos nuestros objetivos”, dice.

Agata Czarnacka, activista feminista y asesora del Club Parlamentario SLD para la Democracia y la Antidiscriminación, asegura que Polonia es “un campo de batalla” para la lucha feminista global.

“Pienso que todas nosotras tenemos el mismo desafío. Que los políticos nos escuchen. Necesitamos mucha energía, mucha resistencia, mucho tiempo y mucha atención”, declara a Efe.

“Me entristece ver que los movimientos de derecha y el Gobierno polaco intentan limitar la presencia polaca en la UE, e incluso ridiculizar a la UE en Polonia. Veo que no se entiende muy bien la democracia”, comenta.

La comisaria europea de Igualdad, Helena Dalli, afirmó que “la restricción sustancial al acceso legal al aborto va en contra de las obligaciones internacionales de Polonia de respetar los Derechos Humanos”.

El portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, dijo recientemente que Washingtopn está “observando de cerca la situación” de Marta Lempart, la líder de las protestas detenida.

Si Polonia, como ha amenazado, finalmente se retira del Convenio de Estambul, un acuerdo multilateral sobre los derechos de la mujer y contra el maltrato sexista, será el único país de la UE ausente.

Las protestas no solo sirven como plataforma de reivindicación feminista, también han puesto de manifiesto el rechazo de gran parte de la población a otras políticas del Gobierno.

“Soy una mujer polaca y apoyo la protesta de las mujeres. He asistido en persona a estas protestas y creo que es muy importante luchar por nuestros derechos. Creo que es sobre todo político, pero también hay otras consideraciones al respecto. No abandonaremos:

lucharemos por nuestros derechos”, dice una joven polaca.

Los grupos detrás de las manifestaciones han asegurado que, a partir de marzo redoblarán sus protestas a pesar de las restricciones al movimiento y reuniones públicas impuestos por el Gobierno a causa del coronavirus.

EFE

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