El Consejo de Seguridad discutirá ampliar ayuda a zona rebelde siria tras seísmo

El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá a comienzos de la próxima semana para evaluar las necesidades humanitarias en el noroeste de Siria tras los terremotos del pasado lunes y después de que el propio secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, haya pedido a este órgano que autorice el uso de más cruces fronterizos para llevar ayuda a zonas bajo controlo opositor.

Brasil y Suiza, que están al frente del dossier humanitario de Siria en la ONU, anunciaron este viernes que van a convocar un encuentro para escuchar un análisis de la situación por parte del jefe de los servicios humanitarios de la organización, Martin Griffiths, que visitará este fin de semana las zonas más afectadas.

Los dos países explicaron que están preparados para «facilitar acuerdos» en el Consejo de Seguridad, a quien Guterres ha solicitado medidas para ayudar a llevar asistencia humanitaria más rápidamente a los bastiones rebeldes del noroeste de Siria, que están entre las áreas más golpeadas por los seísmos.

En concreto, el diplomático portugués pidió a las potencias que consideren autorizar a la ONU y sus socios humanitarios el uso de más cruces fronterizos desde Turquía para el suministro de ayuda, pero por el momento Brasil y Suiza no quisieron decir si han presentado algún tipo de propuesta al respecto.

Según fuentes diplomáticas, Griffiths intentará durante su visita a Siria convencer al gobierno de Bachar al Asad -y por ello viaja también a la capital, Damasco- para que dé luz verde al uso de más cruces fronterizos en respuesta a la emergencia creada por el terremoto, lo que haría innecesaria una resolución del Consejo de Seguridad.

Hasta ahora, Damasco siempre ha insistido en que todas las operaciones humanitarias deberían llevarse a cabo desde su territorio y considera que la entrada de ayuda desde Turquía viola su independencia e integridad territorial.

Según esas mismas fuentes, si la respuesta de Siria es negativa, algunos países del Consejo de Seguridad, entre ellos Estados Unidos y varios europeos, buscarían inmediatamente impulsar una resolución que, como mínimo, abra temporalmente el cruce de Bab al Salam, también en la frontera turca.

Para ello, deberán convencer a Rusia -el gran aliado de Al Asad- para que no vete la iniciativa.

En los últimos años, Moscú ha ido obligando a recortar el número de cruces disponibles -cerrando entre otros Bab al Salam- hasta dejarlo solo en uno bajo el argumento de que la asistencia debería canalizarse cada vez más desde territorio sirio y al considerar que las entregas desde el exterior benefician a grupos terroristas.

Así, la ONU y sus socios humanitarios solo pueden usar ahora mismo el paso de Bab al Hawa -que conecta Turquía con la provincia siria de Idlib- para entregar ayuda desde el exterior a la población de zonas bajo control rebelde, donde millones de personas dependen de la asistencia internacional.

Tras no poder llevar asistencia durante los primeros días tras el terremoto por los daños que habían sufrido las carreteras de la zona, un primer convoy de Naciones Unidas ingresó ayer en Idlib y un segundo lo hizo hoy.

Aunque Naciones Unidas también organiza algunos convoyes desde el interior de Siria, cruzando las líneas del frente, la ayuda que llega por esa vía es mucho menor y las operaciones resultan mucho más complicadas, según la organización.

La ONU dijo en los últimos días que está tratando de fletar un envío con esa fórmula para llevar ayuda tras los terremotos, pero insiste en que esa opción no es suficiente y hacen falta más convoyes transfronterizos.

Entra el primer convoy humanitario a Siria por cruce alternativo con Turquía

EFE

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