Las autoridades de Israel desplegaron un fuerte dispositivo policial, con caballería y cañones de agua, para dispersar las multitudinarias protestas antigobierno, cada vez más violentas, que este jueves volvieron a replicarse en todo el país pese al llamado a la calma del primer ministro, Benjamín Netanyahu.
Los gigantes chorros de agua se derramaban sobre una muchedumbre que esgrimía banderas israelíes, banderas del colectivo LGBTQ+ y pancartas que clamaban «Democracia» y «Libertad», en tanto que la Policía montada trataba de desbloquear las importantes rutas tomadas en los accesos al puerto de Ashdod o en Tel Aviv.
Se trata del movimiento de protesta más importante de la historia reciente de Israel, surgido en enero, luego de que el Gobierno liderado por Netanyahu, el más derechista y religioso que ha tenido el país, anunció una polémica reforma judicial que suprime la capacidad del Supremo de revisar y anular leyes anticonstitucionales y da al Ejecutivo control total en el nombramiento de jueces.
Este mismo jueves, el Parlamento aprobó una ley que blinda a Netanyahu de la posibilidad de ser recusado o declarado no apto para ejercer su cargo, mientras se enfrenta a un juicio por varios cargos de corrupción.
El mandatario califica a los manifestantes de «anarquistas» y las protestas se topan cada vez con más represión policial y violencia por parte de simpatizantes del Gobierno, profundizando así la polarización del país.
Videos difundidos por los manifestantes mostraban a varios uniformados tirando de una mujer para empujarla dentro de un vehículo patrulla, mientras la multitud les gritaba «Qué vergüenza!».
También denunciaron que un motociclista les roció gases lacrimógenos, y que un auto embistió a un manifestante.
Más de 80 manifestantes han sido arrestados este jueves, la mayoría de ellos en Tel Aviv, informó la Policía a Efe.
Una mujer fue arrestada tras presuntamente golpear con una bandera al ministro de Agricultura, Avi Dichter, sin causarle heridas.
Netanyahu reaccionó exigiendo ó a la Policía y a la Fiscalía «tomar medidas inmediatas y firmes contra cualquiera que ponga las manos sobre funcionarios electos”.
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«MENTIRA»
Presionado por las manifestaciones, funcionarios de su propio Gobierno e incluso cuestionamientos de la comunidad internacional, Netanyahu retrasó por una horas un viaje previsto a Londres para transmitir un mensaje nacional en el que prometió una «solución» para encontrar el «mayor consenso posible» ante la fractura social.
Los que se oponen a la reforma judicial “no son traidores” y los partidarios “no son fascistas”, dijo Netanyahu, pese a la profunda polarización.
«Mi intención es garantizar los derechos civiles, los derechos fundamentales de todos los ciudadanos israelíes, judíos, no judíos, religiosos, seculares, hombres, mujeres, miembros de la comunidad LGBTQ+«, dijo, al advertir que no suspenderá la tramitación de la iniciativa.
De su lado, el líder de la oposición, el ex primer ministro Yair Lapid, consideró que esto es «mentira» y que al no frenar el proceso de la reforma en el Parlamento, Netanyahu intenta convertir al país en un Estado «antidemocrático».
ULTRAORTODOXOS
Bnei Brak, una ciudad ultraortodoxa en las afueras de Tel Aviv, se está convirtiendo en un foco rojo de las manifestaciones por parte de israelíes liberales seculares que protestan contra el creciente poder de los partidos ultraortodoxos en el Gobierno.
La semana pasada, frente a la casa del legislador haredi Moshe Gafni, los manifestantes se enfrentaron a los residentes ultraortodoxos, que les arrojaron huevos.
Este jueves, las marchas desplegaron una maqueta gigante de la Declaración de Independencia mientras coreaban “¡democracia!” y tocan bocinas. También portaron cascos de construcción para protegerse de posibles ataques.
Por su parte, los habitantes ultraortodoxos mostraron una sarcástica pancarta de bienvenida a los residentes de Tel Aviv, una urbe moderna y progresista, mientras hacían sonar cánticos religiosos.
Netanyahu instó a los líderes ultraortodoxos a que su gente «no vaya a áreas donde hay fricción y que no se deje arrastrar por provocaciones”.
En la misma línea, el presidente del Estado de Israel, Isaac Herzog, que ha tratado de mediar entre gobierno y oposición con el objetivo de evitar una «guerra civil», instó a que «todos muestren responsabilidad y eviten incitar al odio infundado”.
La residencia en Jerusalén de Arieh Deri, líder del partido ultraortodoxo Shas y condenado por corrupción, también fue escenario de manifestaciones. El Gobierno quiere devolverle su puesto como ministro pese a los cargos que enfrenta, a través de una nueva ley ad hoc.
Docenas de hombres y niños ultraortodoxos rechazaron la protesta con bailes en el lugar.
Las manifestaciones han llegado a congregar en un solo día a medio millón de personas de sectores muy diversos de la sociedad: desde intelectuales, científicos y empresarios de la alta tecnología, hasta soldados, banqueros y estudiantes.
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EFE
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