La prestigiosa revista británica The Economist ha emitido una advertencia contundente sobre el futuro demográfico del planeta. Según sus análisis, la tasa de natalidad a nivel mundial está experimentando un colapso significativo, lo que plantea serias consecuencias económicas para el futuro cercano.
A diferencia de épocas pasadas, en las que la caída de la población se debía a un aumento de las muertes, la disminución actual se debe a una baja en la tasa de natalidad.
The Economist señala que este fenómeno plantea un desafío global, especialmente en el ámbito de la economía mundial, donde una de las principales preocupaciones será cómo mantener a los pensionados.
The Economist revela el impacto de la baja tasa de natalidad
Las personas jubiladas dependen del trabajo de la población activa, ya sea a través del estado mediante impuestos a los trabajadores para pagar pensiones públicas o a través del uso de ahorros para cubrir sus necesidades. Sin embargo, la disminución en el número de nacimientos a nivel global dificultará esta dinámica.
Según datos recopilados por The Economist, la tasa de fertilidad mundial ha disminuido de 2.7 nacimientos por mujer en el año 2000 a 2.3 en la actualidad, y sigue descendiendo.
La tasa de reemplazo necesaria para mantener una población estable es de 2.1 nacimientos por mujer, lo que sugiere que el mundo podría estar acercándose a una desestabilización demográfica.
Incluso los países con mayores economías, como Estados Unidos, China e India, tienen tasas de fertilidad por debajo del nivel de reemplazo.
Esto indica que el problema no se limita al mundo desarrollado, sino que también afecta a países en desarrollo como Brasil, México y Tailandia. Además, se espera que más de la mitad de la población de Asia Oriental y el Sureste Asiático tenga más de 40 años para el año 2030.
The Economist advierte un colapso en la tasa de natalidad: ¿Qué consecuencias económicas se esperan?
The Economist advierte que a medida que la población envejece y no se reemplaza completamente, es probable que las poblaciones disminuyan en tamaño. Incluso en África, donde la tasa de fertilidad ha sido tradicionalmente alta, se está produciendo un rápido descenso.
En los países desarrollados, la relación entre personas en edad laboral y adultos mayores de 65 años se está desequilibrando. Actualmente, hay aproximadamente tres personas entre 20 y 64 años por cada adulto mayor, pero para el año 2050 se proyecta que esta proporción disminuirá a menos de dos.
Las implicaciones de este envejecimiento de la población son diversas y preocupantes. Se espera que haya impuestos más altos, jubilaciones más tardías, menores rendimientos para los ahorradores y posibles crisis presupuestarias gubernamentales.
Además de las preocupaciones económicas, también se destaca la pérdida de “inteligencia fluida” que se produce con el envejecimiento de la población.
Los psicólogos señalan que los jóvenes tienen una capacidad única para pensar de manera creativa y resolver problemas de formas completamente nuevas, lo que podría verse afectado si la población más joven se reduce significativamente.
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