En un revelador informe, se ha dado a conocer que el Servicio Secreto reforzó la seguridad en torno al expresidente Donald Trump después de recibir información sobre un complot iraní para asesinarlo. Esta alerta, emitida semanas antes del intento de asesinato en un mitin en Pensilvania, resalta fallos significativos en la seguridad presidencial.
El incidente ocurrió durante un mitin en Butler, Pensilvania, cuando Thomas Mathew Crooks, de 20 años, logró disparar a Trump en la oreja desde un tejado a sólo 140 metros de distancia. A pesar del estado de alerta elevado y la información previa sobre un complot iraní, Crooks consiguió una línea de visión clara para ejecutar su ataque.
La informacion acerca del posible atentado iraní plantea serias dudas sobre la eficacia del Servicio Secreto. Aunque Crooks no está relacionado con el mismo, su capacidad para llevar a cabo el ataque subraya una falla masiva en la seguridad. La directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, ha enfrentado críticas y pedidos de renuncia debido a esta brecha en la seguridad.
Investigación Revela Advertencia de Complot Iraní Contra Trump Semanas Antes del Ataque en Mitin
Sin embargo y a pesar de las múltiples advertencias sobre los riesgos de los mítines al aire libre, la amenaza específica de Irán no fue divulgada públicamente. De hecho, desde donde Crooks disparó a Trump se conoció que los francotiradores de la policía local estaban dentro del edificio, pero ninguno se encontraba en la parte superior debido al techo inclinado, lo que representaba un riesgo para la seguridad de los agentes.
Fueron los testigos del hecho los que alertaron a las fuerzas del orden al ver a Crooks subir al techo con un rifle estilo AR, pero la falta de seguridad le permitió permanecer allí hasta 30 minutos antes de disparar. El ataque resultó en la muerte de Corey Comperatore, un ex jefe de bomberos de 50 años, y dejó heridos graves a David Dutch, de 57 años, y James Copenhaver, de 74.
La respuesta del Servicio Secreto ha sido objeto de escrutinio, y las críticas se han intensificado tras el incidente. Cheatle ha defendido las decisiones tomadas, pero el incidente ha provocado un debate sobre la eficacia y las medidas de seguridad necesarias para proteger a figuras públicas de alto perfil.
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