La intervención de Silicon Valley Bank (SVB) el pasado viernes ha generado preocupaciones en el sector financiero sobre una posible contagio al resto de la economía, como sucedió en la crisis de 2008. El colapso del banco estadounidense se considera la mayor bancarrota bancaria desde la Gran Recesión y una de las más importantes en la historia de Estados Unidos. SVB, el decimosexto prestamista más grande de Estados Unidos, tenía activos de alrededor de $209 mil millones y depósitos de aproximadamente $175.4 mil millones a finales de 2022. El banco se enfocaba principalmente en proporcionar capital de riesgo y préstamos a startups tecnológicas y científicas emergentes.
El banco había invertido su exceso de liquidez en bonos del Tesoro a largo plazo, que se han visto afectados por el reciente aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal, lo que lo dejó mal posicionado para hacer frente a un aumento en las tasas de interés y una desaceleración en el crecimiento de los préstamos. En marzo, el banco registró depósitos menores de lo esperado, lo que llevó a la venta de los activos mencionados anteriormente. Esto, junto con el consejo dado por empresas de asesoramiento de inversión a las startups para retirar su capital del banco, ejerció presión sobre el banco, que finalmente requirió una intervención.
La caída del SVB desencadena un temblor financiero en Estados Unidos
La intervención ha causado pérdidas significativas en los mercados bursátiles globales, con gobiernos anunciando medidas para proteger los depósitos de sus clientes. El colapso de SVB ha llevado a una fuerte caída en los precios de las acciones de las compañías del sector financiero en todo el mundo. Por ejemplo, Banco Sabadell y Santander en España, HSBC en Londres y Deutsche Bank en Frankfurt han sufrido pérdidas significativas.
El colapso de SVB ha generado preocupaciones sobre la posibilidad de que ocurra una situación similar en otros países. Sin embargo, es importante tener en cuenta que cada sistema financiero tiene sus características únicas y que las posibilidades de que ocurra un escenario similar en Colombia son relativamente bajas.
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