La inflación en Argentina desacelera su aún elevado ritmo de incremento

La inflación en Argentina confirmó en julio pasado la tendencia a la tenue desaceleración que evidencia desde abril último, aunque los precios crecen aún a tasas muy elevadas, con expectativas de inflación anual superiores a las de 2020.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos informó este jueves que los precios al consumidor en Argentina subieron en julio el 3 % frente a junio último.

El dato del séptimo mes del año confirma la tendencia a la desaceleración que se registra desde abril, luego de que en marzo la inflación diera un salto del 4,8 %, su mayor nivel en lo que va del año.

De hecho, la tasa de julio fue la más baja desde septiembre de 2020, cuando los precios avanzaron el 2,8 %.

En tanto, los precios al consumidor avanzaron en julio un 51,8 % en términos interanuales y acumularon un alza del 29,1 % en los primeros 7 meses del año, superando la pauta presupuestaria que el Gobierno había fijado para todo 2021.

“Tenemos problemas y la inflación es uno de ellos, en el que seguimos trabajando”, dijo este jueves en un acto el presidente argentino, Alberto Fernández, que achacó los “aumentos desmedidos”, especialmente en los alimentos, a la “voracidad de los formadores de precios”.

De acuerdo con el informe oficial, entre las subidas registradas en el séptimo mes del año destacaron las de restaurantes y hoteles (4,8 %), salud (3,8 %) y alimentos y bebidas (3,4 %), siendo este último ítem el de mayor incidencia en el indicador y con impacto directo en la medición del coste de la cesta básica que demarca el nivel de pobreza.

MODERANDO LA CARRERA

“La inflación se viene reduciendo lentamente, más lento de lo que nos gustaría a nosotros”, dijo este miércoles en rueda de prensa la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca.

La leve moderación en el ritmo de crecimiento de los precios que se viene observando y que se espera para los próximos meses obedece a varios factores.

Por un lado, excluyendo los fuertes aumentos en los servicios privados de salud autorizados para los próximos meses, no se esperan otras alzas en los precios regulados, como los de los combustibles y los servicios públicos.

Además los altos precios internacionales de los “commodities”, que presionaban al alza los valores de los alimentos en el mercado doméstico, parecen haber frenado su carrera alcista.

Asimismo, la cotización del dólar en la plaza local, cuyo comportamiento tiene impacto directo en los precios generales de la economía en Argentina, sigue bajo relativo control, pese a algunos sobresaltos puntuales y a que se puedan producir algunas correcciones en el tipo de cambio en el contexto de las elecciones legislativas de noviembre próximo.

Además de esta última posibilidad, hay otros factores que podrían poner un límite a la desaceleración inflacionaria, entre ellos los incentivos oficiales al consumo para estimular la reactivación económica y la reapertura de las negociaciones salariales.

Los últimos pronósticos privados que recaba mensualmente el Banco Central abonan una continuidad de la actual tendencia: la inflación sería del 2,8 % en agosto y del 2,7 % en septiembre.

MÁS INFLACIÓN QUE EN 2020

Aún cuando sean menores a las del primer semestre, las tasas de inflación previstas para los próximos meses son muy elevadas.

El objetivo del 29 % anual fijado por el Gobierno en el Presupuesto 2021 ya se incumplió y los economistas privados que consulta el Banco Central proyectan en promedio un alza para este año del 48,2 %, por encima del índice del 36,1 % registrado en 2020.

“Las expectativas de mercado permanecen en un nivel alto de inflación frente a la incertidumbre del mercado. Estimamos que esta dinámica de precios se sostendrá hasta fin de año y, al menos, el primer trimestre del 2022”, señaló el economista Martín Calveira, de la IAE Business School de la Universidad Austral.

Según los cálculos de la consultora Ecolatina, que prevé para 2021 una inflación apenas por debajo del 50 %, la tasa promedio mensual pasará del 4 % en el primer semestre al 3 % en el segundo.

“El gran problema es que esta baja no será duradera, sino que se volverá insostenible por su propio peso. Cuando las anclas son forzadas y se acumulan atrasos, la dinámica termina pasando factura más temprano que tarde. En consecuencia, no solo tendremos una inflación mayor al 40 % en 2021: también será así en 2022”, advirtió Ecolatina.

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EFE

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