La caída de las ventas por los canales tradicionales ha llevado a muchas empresas agroalimentarias a invertir en comercio electrónico y “marketing digital” para llegar a un público más amplio, aunque el éxito no esté garantizado.
Hay quien no tenía una página web y la ha creado, o quien necesitaba un portal de venta “online” y lo ha puesto en marcha para dar salida a los productos que se han quedado sin vender durante la pandemia.
Para los principiantes en el mundo del comercio por internet, los expertos recomiendan también desarrollar estrategias de promoción para darse a conocer en medio de tanta competencia.
El sector del vino está viviendo esa transformación en primera persona, especialmente en el caso de las bodegas que se vieron obligadas a cerrar en el confinamiento y que ahora tratan de diversificar sus ingresos a través de la red, sin tener que depender tanto de canales de restauración y tiendas especializadas.
“Muchas bodegas son pequeñas y no pueden apostar por la estrategia digital; prefieren dar viabilidad a la comercialización de sus vinos desde la denominación de origen”, detalla a Efeagro la presidenta de la DO Montsant, Pilar Just.
Aprovechando el tirón actual de las ventas “online“, dicha denominación acaba de lanzar su tienda digital, donde los consumidores pueden elegir entre más de 200 referencias de vinos Montsant de una treintena de bodegas.
Han contratado a una empresa que se dedica a gestionar los pedidos, mientras que el control de la página recae en la DO, que se ha propuesto potenciar la difusión de vídeos de catas, concursos de vinos y artículos en su blog y en redes sociales.
Desde hace tiempo, la Fundación para la Promoción y el Desarrollo del Olivar y del Aceite de Oliva apuesta por las campañas de promoción, las plataformas de comercio electrónico y las catas virtuales para fomentar la calidad.
Su gerente, José Carlos Marzal, constata la “aceleración” que han experimentado los programas de “marketing digital”, que van de la mano de unas mayores ventas de los productores por internet.
Los aceite de oliva extra virgen o “premium”, más ligados a pequeñas producciones y de mayor precio, han notado especialmente el incremento, “porque no pueden encontrarse fácilmente y en internet los compradores se pueden acercar más” a esos productos “gourmet”.
Otras organizaciones como la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur) han convocado cursos para crear tiendas digitales específicas para las zonas rurales, a lo que se suman ayudas de emprendimiento para los jóvenes.
INVERTIR EN DIGITALIZACIÓN
El responsable de Marketing digital de la empresa informática Gregal, José Martínez, señala que han notado un aumento de la demanda de esos servicios por parte de empresas agroalimentarias y recuerda: “La web es como una tarjeta de visita”.
Como en otros sectores, el posicionamiento en Google y en las redes sociales es “esencial” para aumentar la visibilidad y ahorrar en publicidad, así como tener una web con los parámetros adecuados y un alojamiento virtual con memoria suficiente.
Al margen de las inversiones por mejorar la imagen, Martínez destaca la importancia de ofrecer un buen servicio, ya que muchas veces las ventas disminuyen por cuestiones más ligadas a problemas de abastecimiento, logística o devolución de productos.
La creación de marca y de una página “escaparate” que a la vez sea tienda, la presencia en redes sociales y el uso de campañas por correo electrónico son otras de las estrategias que pueden aprovechar las empresas agroalimentarias, comenta Yamina Rodríguez, de la agencia Ciento80grados.
MENOS MIEDO A COMPRAR ‘ONLINE’
Para el experto en Economía Agraria de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) Erasmo López, el confinamiento por la pandemia ha servido para que, “de alguna forma la gente aprendiera a utilizar el canal ‘online'”, superando la “barrera” que había para pagar por internet.
Según el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información, hasta 2019 el 19 % de quienes compraban por internet adquirían productos de alimentación, una tasa de penetración muy baja frente a actividades como los viajes, el turismo o los espectáculos, donde llegaba a un 50 %.
En julio pasado, un estudio del Observatorio para la Evolución del Comercio Electrónico en Alimentación destacaba que el 31 % de los consumidores ya optaba por comprar alimentos por internet, aunque la mayoría seguía acudiendo a la tienda física.
En ese nuevo escenario, López asegura que “el ‘marketing’ cambia por completo: hay que tener persona con conocimientos en el uso de tecnología y el desarrollo de estrategias comerciales, y manejar los medios sociales para facilitar la interacción con los clientes”.
Precisa que la gran distribución y las plataformas que aglutinan la oferta tienen más capacidad de gestionar los tiempos en comparación con las pequeñas empresas, que deben elegir cómo afrontar los costes de gestión o las comisiones.
EFE
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