La hiperglucemia es una condición que se produce cuando el nivel de azúcar (glucosa) en la sangre es más alto de lo normal. La glucosa es la principal fuente de energía para el organismo, pero si hay demasiada, puede causar problemas de salud a corto y largo plazo.
La hiperglucemia puede ser causada por varios factores, como una dieta poco saludable, el estrés, la falta de ejercicio, una infección, una enfermedad crónica o el uso de ciertos medicamentos. También puede ser un síntoma de diabetes, una enfermedad que afecta a la capacidad del organismo para producir o utilizar la insulina, la hormona que regula el nivel de glucosa en la sangre.
Es importante detectar y tratar la hiperglucemia lo antes posible, ya que, si el azúcar alta se mantiene durante mucho tiempo, puede provocar complicaciones graves, como daños en los nervios, los riñones, los ojos o el corazón.
x ¿Cómo saber si tienes un nivel alto de azúcar en sangre? Estos son algunos signos que pueden indicarte que algo no va bien:
– Sed excesiva. La hiperglucemia hace que los riñones trabajen más para eliminar el exceso de glucosa, lo que provoca una pérdida de líquidos y una sensación de deshidratación.
– Aumento de la frecuencia urinaria. Al perder líquidos, el organismo intenta compensar bebiendo más agua, lo que hace que orines más a menudo.
– Fatiga. Al tener un nivel alto de azúcar en sangre, las células no pueden obtener la energía que necesitan, lo que te hace sentir cansado y sin fuerzas.
– Hambre constante. Al no poder utilizar la glucosa como fuente de energía, el organismo envía señales al cerebro para que comas más, lo que puede provocar un aumento de peso.
– Pérdida de peso inexplicable. En algunos casos, la hiperglucemia puede hacer que pierdas peso sin motivo aparente, ya que el organismo utiliza otras fuentes de energía, como las grasas o los músculos.
– Visión borrosa. El exceso de glucosa en la sangre puede afectar a los vasos sanguíneos de los ojos, lo que puede causar problemas de visión o incluso ceguera si no se trata a tiempo.
– Heridas que tardan en cicatrizar. La hiperglucemia también puede dañar el sistema inmunológico y dificultar la curación de las heridas o las infecciones.
– Infecciones frecuentes. Al tener un sistema inmunológico debilitado, eres más propenso a sufrir infecciones en la piel, las encías, la vejiga o los genitales.
– Hormigueo o entumecimiento en las extremidades. La hiperglucemia puede afectar a los nervios periféricos, lo que puede provocar sensaciones anormales o dolorosas en las manos o los pies.
Si tienes alguno de estos signos, es recomendable que consultes con tu médico para realizar un análisis de sangre y confirmar si tienes un nivel alto de azúcar en sangre. Si es así, deberás seguir un tratamiento adecuado para controlarlo y evitar complicaciones.
¿Qué puedes hacer para prevenir o reducir la hiperglucemia? Estos son algunos consejos que pueden ayudarte:
– Sigue una dieta equilibrada y variada. Evita el consumo excesivo de alimentos ricos en azúcares, grasas o calorías, y opta por alimentos integrales, frutas, verduras, legumbres, carnes magras, pescados o lácteos desnatados. Controla las porciones y respeta los horarios de las comidas.
– Haz ejercicio físico de forma regular. El ejercicio ayuda a quemar el exceso de glucosa y a mejorar la sensibilidad a la insulina. Intenta hacer al menos 30 minutos de actividad moderada al día, como caminar, nadar, bailar o montar en bicicleta.
– Mantén un peso saludable. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para la hiperglucemia y la diabetes. Si necesitas perder peso, hazlo de forma gradual y con el apoyo de un profesional.
– Controla el estrés. El estrés puede aumentar el nivel de glucosa en la sangre al liberar hormonas como el cortisol o la adrenalina. Busca formas de relajarte y de afrontar los problemas de forma positiva, como meditar, respirar profundamente, escuchar música o hablar con alguien de confianza.
– Toma los medicamentos que te haya recetado tu médico. Si tienes diabetes o alguna otra enfermedad que afecte a tu nivel de azúcar en sangre, sigue las indicaciones de tu médico sobre el tipo, la dosis y la frecuencia de los medicamentos que debes tomar. No los cambies ni los suspendas sin consultar antes con tu médico.
– Mide tu nivel de azúcar en sangre con regularidad. Si tienes diabetes o riesgo de padecerla, es importante que te hagas un autocontrol del nivel de glucosa en la sangre con un glucómetro. Así podrás saber si estás dentro del rango normal o si necesitas ajustar tu tratamiento.
– Acude a las revisiones médicas periódicas. Es conveniente que visites a tu médico al menos una vez al año para hacer un chequeo general y detectar posibles complicaciones derivadas del azúcar en la sangre.
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