La cebolla es un ingrediente básico en muchas recetas, pero también es uno de los que más rápido se estropean si no se conservan adecuadamente. ¿Cómo podemos alargar la vida útil de este vegetal y evitar el desperdicio de alimentos? Aquí te damos algunos consejos prácticos que puedes aplicar en tu cocina.
Los secretos de la cebolla: cómo guardarla correctamente y evitar que se estropee
– Elige bien las cebollas que compras. Lo ideal es que estén firmes, sin golpes ni manchas, y con la piel seca y sin arrugas. Evita las que tengan brotes verdes, pues indican que ya están viejas.
– Guárdalas en un lugar fresco, seco y oscuro. La luz, la humedad y el calor favorecen el desarrollo de hongos y bacterias que pueden pudrir las cebollas. Lo mejor es guardarlas en una cesta o una bolsa de tela que permita la circulación del aire, y alejarlas de fuentes de calor como el horno o el radiador.
– No las guardes junto con otras frutas o verduras. Algunos alimentos, como las manzanas, las peras o las papas, emiten un gas llamado etileno que acelera la maduración de las cebollas y las hace germinar más rápido. Lo mejor es separarlas y guardarlas en diferentes recipientes o estantes.
– Pela y corta solo lo que vayas a usar. Una vez que pelas o cortas una cebolla, su superficie queda expuesta al aire y a los microorganismos, lo que reduce su duración. Por eso, es mejor pelar y cortar solo la cantidad que necesites en cada momento, y guardar el resto entero.
– Conserva las cebollas peladas o cortadas en el refrigerador. Si te sobra alguna parte de una cebolla ya pelada o cortada, puedes guardarla en el refrigerador para que se conserve mejor. Eso sí, debes envolverla bien en papel de aluminio o film transparente, o guardarla en un recipiente hermético, para evitar que se seque o que contamine otros alimentos con su olor.
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