El metabolismo es el conjunto de procesos químicos que ocurren en las células de nuestro cuerpo para transformar los alimentos en energía. La velocidad a la que se realiza este proceso se llama tasa metabólica y depende de varios factores, como la edad, el sexo, la genética, la actividad física y la alimentación.
Tener un metabolismo rápido significa que nuestro cuerpo quema más calorías que lo normal, incluso en reposo. Esto puede tener algunas ventajas, como una mayor facilidad para perder peso o mantenerlo, pero también algunos inconvenientes, como una mayor sensación de hambre, de frío o de cansancio.
¿Cómo podemos saber si tenemos un metabolismo acelerado? Existen algunas señales que nos pueden indicar que nuestro cuerpo utiliza más energía de la que recibe, como:
– Comer más de lo habitual y no engordar o incluso perder peso.
– Sentir hambre con frecuencia, incluso poco después de haber comido.
– Tener las manos y los pies fríos, sobre todo en invierno.
– Sudar más de lo normal, incluso en situaciones de poco esfuerzo.
– Sentir fatiga, debilidad o falta de concentración.
– Tener el pulso acelerado o la presión arterial alta.
– Tener problemas para dormir o descansar bien.
¿Tienes un metabolismo acelerado? Estos son los beneficios y los riesgos que debes conocer
Estos síntomas no son exclusivos de tener un metabolismo rápido y pueden deberse a otras causas, como el estrés, el hipertiroidismo o alguna enfermedad. Por eso, lo más recomendable es consultar con un médico si se presentan de forma persistente o intensa.
Si se confirma que tenemos un metabolismo rápido, podemos seguir algunas pautas para mejorar nuestra salud y bienestar, como:
– Aumentar el consumo de calorías, sobre todo de alimentos saludables y nutritivos, como frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos, lácteos, huevos, carnes magras y pescados.
– Fraccionar las comidas en varias tomas al día, evitando saltarse el desayuno o el almuerzo.
– Beber suficiente agua y evitar el alcohol, el café y las bebidas con cafeína o azúcar.
– Practicar ejercicio físico moderado y adaptado a nuestras necesidades y preferencias, evitando el exceso o la falta de actividad.
– Descansar adecuadamente y evitar el estrés y la ansiedad.
Tener un metabolismo rápido no es una enfermedad ni un problema grave, pero puede afectar a nuestra calidad de vida si no lo cuidamos. Por eso, es importante conocer nuestro cuerpo y sus necesidades y seguir una alimentación equilibrada y un estilo de vida saludable.
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