Amor en la Oficina: “El poder del corazón”

¿Qué sucede cuando el corazón y la razón se enfrentan en el mundo laboral? “Amor en la Oficina: El poder del corazón” es una novela romántica que explora la relación entre Lucía y Alejandro, dos colegas de trabajo que luchan por ignorar sus sentimientos mientras enfrentan los desafíos y conflictos que surgen en el ambiente empresarial.

A pesar de la presión de sus respectivos trabajos, Lucía y Alejandro se sienten atraídos el uno al otro. Pero, ¿qué sucede cuando deciden dejar a un lado la razón y escuchar a su corazón? ¿Podrán separar su vida profesional de la personal? ¿Será posible encontrar el amor en la oficina?

Descubre la apasionante historia de “Amor en la Oficina: El poder del corazón”, donde la tensión, la pasión y el romance se mezclan en una trama que te mantendrá pegado a las páginas hasta el final. No te pierdas esta novela que te hará creer en el poder del amor y la fuerza del corazón. ¡Déjate enamorar por Lucía y Alejandro en su aventura laboral!

Capítulo 1

Lucía se ajustó la falda y se miró al espejo. Era su primer día de trabajo en la nueva empresa y quería causar una buena impresión. Se había esforzado por elegir un atuendo profesional pero atractivo, que resaltara sus curvas sin ser vulgar. Se recogió el pelo castaño en un moño alto y se aplicó un poco de lápiz labial rojo. Respiró hondo y salió de su apartamento.

Llegó a la oficina con diez minutos de antelación y se dirigió a la recepción. Allí le esperaba una mujer rubia con gafas que le sonrió amablemente.

– Buenos días, ¿eres Lucía García? – le preguntó.

– Sí, soy yo – respondió Lucía.

– Encantada de conocerte, soy Marta, la secretaria del director. Te estaba esperando para darte la bienvenida y enseñarte las instalaciones. Ven, sígueme – dijo Marta, cogiendo una carpeta y un juego de llaves.

Lucía la siguió por el pasillo, admirando el ambiente moderno y elegante de la oficina. Marta le mostró el comedor, los baños, la sala de reuniones y finalmente su puesto de trabajo. Era un cubículo amplio y luminoso, con una mesa, una silla, un ordenador y un teléfono.

– Aquí vas a trabajar – le dijo Marta – Eres la nueva asistente del departamento de marketing. Tu jefe es Alejandro Sánchez, el director del departamento. Es un hombre muy exigente pero justo. Te va a gustar trabajar con él.

– ¿Dónde está él? – preguntó Lucía.

– Ahora mismo está en una reunión con unos clientes importantes. En cuanto termine vendrá a conocerte. Mientras tanto puedes ir revisando los documentos que te he dejado en la carpeta. Son los proyectos en los que estamos trabajando actualmente. Si tienes alguna duda puedes llamarme o preguntarles a tus compañeros. Todos son muy simpáticos y te ayudarán en lo que puedas – explicó Marta.

– Muchas gracias, Marta. Eres muy amable – agradeció Lucía.

– De nada, Lucía. Me alegro de que estés aquí. Espero que te sientas cómoda y que disfrutes de tu trabajo – dijo Marta con una sonrisa.

Marta se despidió y se fue a su despacho. Lucía se sentó en su silla y abrió la carpeta. Empezó a leer los documentos con atención, tratando de familiarizarse con los objetivos y las estrategias del departamento de marketing. Estaba tan concentrada que no se dio cuenta de que alguien se había acercado a su cubículo hasta que oyó una voz grave y seductora detrás de ella.

Capítulo 2

Lucía se giró y se encontró con un hombre alto y guapo, con el pelo oscuro y los ojos verdes. Llevaba un traje oscuro y una corbata roja. Sonrió y se presentó:

Hola, soy Alejandro Sánchez, el director del departamento de marketing. ¿Eres Lucía, verdad?.

Sí, soy yo – respondió Lucía, un poco nerviosa ante la presencia de su jefe.

Me alegra conocerte, Lucía. Marta me ha hablado muy bien de ti. Espero que te sientas cómoda aquí – dijo Alejandro, sonriendo.

Muchas gracias, Alejandro. Estoy emocionada por empezar a trabajar aquí. He estado leyendo los proyectos y creo que puedo aportar ideas interesantes al equipo – explicó Lucía, tratando de mostrarse segura.

Me gusta tu actitud, Lucía. Creo que eres una persona con mucho potencial. Me gustaría que trabajáramos juntos en algunos de estos proyectos. ¿Qué te parece si nos reunimos mañana para hablar de ellos con más detalle? – propuso Alejandro.

Me parece genial, Alejandro. Estoy emocionada por aprender de ti y trabajar juntos en el departamento – respondió Lucía, sintiéndose cada vez más cómoda en su nuevo trabajo.

Alejandro le sonrió de nuevo y se despidió. Lucía suspiró de alivio y se quedó mirando la puerta de su cubículo. No podía negar que Alejandro le había gustado desde el primer momento en que lo vio. Era guapo, seguro de sí mismo y con un aire misterioso que la intrigaba. Pero sabía que no podía dejarse llevar por sus sentimientos. Estaba en la oficina para trabajar y no quería tener ningún tipo de problema con su jefe.

Se concentró de nuevo en los proyectos y trabajó duro durante todo el día. A medida que iba conociendo a sus compañeros y aprendiendo más sobre el departamento, se sentía más confiada y entusiasmada con su nuevo trabajo.

Cuando salió de la oficina, estaba agotada pero feliz. Había superado su primer día sin problemas y había conseguido una buena impresión de su jefe y sus compañeros. Se subió al metro y se dirigió a casa, con la sensación de que su vida estaba empezando a cambiar para mejor.

Capítulo 3

Lucía llegó a la oficina al día siguiente con una mezcla de nervios y emoción. Sabía que iba a reunirse con Alejandro para hablar de los proyectos y no podía evitar sentir una atracción por él. Pero también quería demostrarle que era una profesional y que podía hacer un buen trabajo.

Se sentó en su cubículo y revisó los documentos que había preparado la noche anterior. Quería tener todo listo para la reunión y no dejar nada al azar. Se puso su mejor traje y se peinó con cuidado. Quería causar una buena impresión, pero sin parecer demasiado arreglada.

A las diez en punto, Alejandro pasó por su cubículo y le hizo una seña para que lo siguiera. Lucía cogió sus papeles y lo acompañó hasta su despacho. Era un espacio amplio y elegante, con una gran mesa de madera, un sofá de cuero y varios cuadros en las paredes. Alejandro le ofreció un asiento frente a él y le sonrió.

Lucía, gracias por venir. Me alegra que hayas aceptado trabajar conmigo en estos proyectos. Creo que podemos hacer un gran equipo – dijo Alejandro.

Gracias a ti, Alejandro. Estoy muy ilusionada por esta oportunidad. Creo que tenemos mucho que aportar al departamento – respondió Lucía.

Alejandro abrió una carpeta y sacó unos folios. Eran los proyectos en los que iban a trabajar juntos. Lucía reconoció algunos de ellos, pero otros eran nuevos para ella.

Estos son los proyectos en los que vamos a trabajar, Lucía. Algunos son más urgentes que otros, pero todos son importantes para el departamento. Te voy a explicar brevemente cada uno de ellos y luego me gustaría conocer tu opinión y tus ideas – dijo Alejandro.

Alejandro empezó a explicarle los proyectos con detalle. Lucía escuchaba atentamente y tomaba notas. Le sorprendió la claridad y la pasión con la que hablaba Alejandro. Se notaba que le gustaba su trabajo y que tenía mucha experiencia y conocimiento en el campo del marketing.

Lucía también se animó a participar en la conversación. Le hizo preguntas, le dio sugerencias y le mostró su entusiasmo por los proyectos. Alejandro la miraba con interés y aprobación. Le gustaba la forma de pensar de Lucía y su creatividad.

La reunión duró más de una hora, pero se les pasó volando. Ambos estaban satisfechos con el resultado y se pusieron de acuerdo en los pasos a seguir.

Lucía, ha sido un placer hablar contigo. Me ha gustado mucho tu forma de trabajar y tus ideas. Creo que vamos a hacer grandes cosas juntos – dijo Alejandro.

Muchas gracias, Alejandro. A mí también me ha encantado hablar contigo. Eres un gran profesional y un gran líder. Estoy deseando empezar a trabajar en estos proyectos – respondió Lucía.

Alejandro le tendió la mano y Lucía se la estrechó. Sintió un cosquilleo en la palma y se sonrojó ligeramente. Alejandro también sintió algo especial al tocarla, pero no lo mostró. Se despidieron con una sonrisa y Lucía salió del despacho.

Lucía caminó por el pasillo con el corazón acelerado. No podía creer lo bien que había ido la reunión. Se sentía feliz y orgullosa de sí misma. Pero también confundida por los sentimientos que le había despertado Alejandro. ¿Qué estaba pasando? ¿Era solo admiración profesional o había algo más? ¿Y qué pensaría él de ella? ¿La vería solo como una compañera o como algo más?

Lucía sacudió la cabeza e intentó olvidarse de esas preguntas. Se dijo a sí misma que lo único que importaba era el trabajo y que no debía mezclarlo con sus emociones personales. Se concentró de nuevo en los proyectos y trabajó duro durante todo el día.

Capítulo 4

Lucía se quedó impresionada por los proyectos que le mostró Alejandro. Eran ambiciosos y creativos, y le parecieron muy interesantes. Se sentía afortunada de poder trabajar con él y aprender de su experiencia. Pero también se sentía nerviosa por la cercanía que había entre ellos. Cada vez que Alejandro la miraba a los ojos o le tocaba el brazo para enfatizar algo, Lucía sentía un cosquilleo en el estómago y un calor en las mejillas. No sabía si él se daba cuenta de lo que le provocaba o si le pasaba lo mismo.

Alejandro, estos proyectos son increíbles. Me encantan las ideas que tienes y cómo las has planteado. Creo que podemos hacer un gran trabajo juntos – dijo Lucía con entusiasmo.

Me alegra que te gusten, Lucía. Tú también tienes mucho talento y creo que puedes aportar mucho a estos proyectos. Me gusta tu forma de pensar y de expresarte – dijo Alejandro con una sonrisa.

Lucía se sonrojó al escuchar el cumplido. No sabía si Alejandro estaba siendo solo amable o si había algo más detrás de sus palabras.

Gracias, Alejandro. Eres muy amable – dijo Lucía con timidez.

No, Lucía. Soy sincero. Te admiro como profesional y como persona – dijo Alejandro con seriedad.

Lucía sintió que el corazón le latía más rápido. ¿Qué quería decir Alejandro con eso? ¿Acaso sentía algo por ella? ¿O solo estaba jugando con ella?

Alejandro, yo… – empezó a decir Lucía, pero fue interrumpida por el sonido del teléfono.

Alejandro cogió el teléfono y contestó. Era su jefe, que le pedía que fuera a su despacho inmediatamente para hablar de un asunto urgente.

Lo siento, Lucía. Tengo que irme. Es mi jefe y dice que es urgente – dijo Alejandro con una disculpa.

No te preocupes, Alejandro. Ve tranquilo. Ya hablaremos luego – dijo Lucía con comprensión.

Alejandro colgó el teléfono y se levantó de su silla. Se acercó a Lucía y le dio un beso en la mejilla.

Gracias por tu comprensión, Lucía. Eres un encanto – dijo Alejandro con dulzura.

Lucía se quedó paralizada por el beso. Sentía la boca de Alejandro en su piel y el aroma de su colonia en su nariz. Quería decirle algo, pero no encontraba las palabras.

Alejandro le sonrió y salió del despacho. Lucía se quedó sola con sus papeles y sus pensamientos. No sabía qué hacer ni qué sentir. Solo sabía que Alejandro le gustaba cada vez más y que quería volver a verlo pronto.

Capítulo 5

Lucía se quedó mirando la puerta por la que había salido Alejandro. No podía creer lo que acababa de pasar. Alejandro le había dado un beso en la mejilla, pero no había sido un beso cualquiera. Había sido un beso suave y cálido, que le había transmitido una sensación de ternura y de deseo. Lucía se tocó la mejilla con la mano y sintió que aún estaba caliente. ¿Qué significaba ese beso? ¿Alejandro sentía lo mismo que ella? ¿O solo había sido un gesto de cortesía?

Lucía no sabía qué hacer. Por un lado, quería seguir a Alejandro y decirle lo que sentía por él. Por otro lado, tenía miedo de equivocarse y de arruinar su relación profesional y de amistad. Además, no sabía si Alejandro estaba libre o si tenía pareja. Nunca le había hablado de su vida personal y ella tampoco se había atrevido a preguntarle.

Lucía decidió esperar a que Alejandro volviera y ver cómo se comportaba con ella. Tal vez él le diera alguna pista o le confesara sus sentimientos. O tal vez todo siguiera igual y ella tuviera que olvidarse de lo que había pasado.

Lucía se sentó en su silla y trató de concentrarse en los proyectos que le había mostrado Alejandro. Pero no podía dejar de pensar en él y en el beso que le había dado.

Pasaron unos minutos y Lucía escuchó unos pasos en el pasillo. Era Alejandro, que volvía a su oficina. Lucía se puso nerviosa y se levantó para recibirlo.

Hola, Lucía. Ya estoy aquí – dijo Alejandro con una sonrisa.

Hola, Alejandro. ¿Qué tal ha ido todo? – preguntó Lucía con curiosidad.

Bien, bien. Mi jefe solo quería felicitarme por el trabajo que estamos haciendo y darme algunas indicaciones para el próximo proyecto – dijo Alejandro con orgullo.

Qué bien, Alejandro. Me alegro mucho por ti – dijo Lucía con sinceridad.

Gracias, Lucía. Eres muy amable – dijo Alejandro con gratitud.

Alejandro se acercó a Lucía y la miró a los ojos. Lucía sintió que se le cortaba la respiración. Alejandro le cogió la mano y la apretó suavemente.

Lucía, hay algo que quiero decirte – dijo Alejandro con seriedad.

Lucía sintió un nudo en la garganta. ¿Qué quería decirle Alejandro? ¿Sería lo que ella esperaba o lo que temía?

Dime, Alejandro – dijo Lucía con voz temblorosa.

Lucía, yo… yo te quiero – dijo Alejandro con sinceridad.

Lucía no podía creer lo que escuchaba. Alejandro le acababa de decir que la quería. ¿Sería verdad o solo una broma?

Alejandro, ¿qué dices? – preguntó Lucía con incredulidad.

Digo la verdad, Lucía. Te quiero desde el primer día que te vi. Me gustas como profesional y como persona. Eres inteligente, creativa, simpática y muy guapa – dijo Alejandro con pasión.

Alejandro, yo… yo también te quiero – dijo Lucía con emoción.

Lucía se lanzó a los brazos de Alejandro y lo besó con pasión. Alejandro le devolvió el beso con igual intensidad y la abrazó con fuerza.

Capítulo 6

El corazón de Lucía latir con fuerza. Alejandro se inclinó hacia ella y le susurró algunas palabras más al oído. Alejandro, yo… – balbuceó Lucía sin saber qué decir.

Alejandro le puso un dedo en los labios y la besó. Un beso dulce y apasionado, que le hizo olvidar todas sus dudas y sus temores. Lucía se dejó llevar por el beso y le respondió con la misma intensidad. Abrazó a Alejandro y sintió su calor y su fuerza. Sintió que era el hombre de su vida.

Alejandro se separó de Lucía y la abrazó. Le acarició el pelo y le dijo:

Lucía, sé que esto puede parecerte precipitado o arriesgado. Sé que tenemos una relación profesional y de amistad que no queremos perder. Pero también sé que lo que siento por ti es real y profundo. Y creo que tú también sientes lo mismo por mí. Por eso te propongo que nos demos una oportunidad. Que salgamos juntos y veamos qué pasa. Que nos conozcamos mejor y nos demos la posibilidad de ser felices.

Lucía miró a Alejandro y vio en sus ojos el amor y la sinceridad que le ofrecía. Vio también el miedo y la esperanza que compartían. Lucía se dio cuenta de que Alejandro era el hombre que había estado esperando toda su vida. El hombre que la hacía sentir viva y especial. El hombre con el que quería compartir su futuro.

Lucía sonrió a Alejandro y le dijo:

Alejandro, yo también te quiero. Te quiero como algo más que un compañero de trabajo o un amigo. Te quiero como mi pareja. Y estoy dispuesta a darme una oportunidad contigo. A salir contigo y ver qué pasa. A conocerte mejor y a ser feliz contigo.

Alejandro se alegró al escuchar las palabras de Lucía. La besó de nuevo y le dijo:

Gracias, Lucía. Gracias por aceptar mi propuesta. Gracias por quererme. Gracias por hacerme feliz.

Los dos se abrazaron y se miraron con amor. Sabían que acababan de dar un paso importante en sus vidas. Sabían que tenían muchos retos y dificultades por delante. Pero también sabían que se tenían el uno al otro. Y eso era lo más importante.

Fin | Una historia original de SomosFan

Lea también: Tras las Pistas del Pasado: “El Caso de la Mansión Enigmática”

¡Síguenos en Google News, Facebook y Twitter para mantenerte informado con las mejores noticias!

Google news - somosfan

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *