La fiscalía alerta del acoso de los depredadores sexuales a los menores en la red

La memoria anual de la Fiscalía muestra un importante aumento de denuncias por acoso sexual a menores en la red, pero alerta de que muchos casos permanecen ocultos porque las víctimas, de muy corta edad, ni tan siquiera son conscientes de la agresión sufrida al desnudarse ante una cámara incitados por un “depredador sexual”.

El informe, con datos de 2020 y hecho público este martes, subraya la “gravedad y preocupante evolución” de los delitos online contra la libertad sexual, en particular los que afectan a menores.

Se registraron 1.438 procedimientos (un 18,4 % más que en 2019) y 349 fueron casos de “child grooming” -acoso sexual a menores en la red-, un aumento del 55 % respecto a 2019 y del 175 % respecto a 2018.

La Fiscalía considera que el aumento de denuncias responde a la creciente sensibilización antes este tema de padres, cuidadores y tutores, pero advierte de que “los datos que ofrecemos en cifras absolutas no constituyen un reflejo fiel de la dimensión real del problema”.

Con relativa frecuencia, explica, el acoso sexual a menores tiene por objeto elaborar material pornográfico infantil.

Resulta “especialmente preocupante la reiteración con la que se están detectando en nuestro país” materiales producidos a partir de contactos directos por vía electrónica en el que el agresor “invita” al menor a desnudarse y a adoptar posiciones sexualmente explícitas o, incluso, a realizar actos sobre su propio cuerpo, como la introducción de objetos por vía anal o vaginal, denuncia.

Aunque los datos nacionales e internacionales sobre tráfico de pornografía en la red crecen exponencialmente, los casos abiertos por la justicia española se mantienen prácticamente invariables en los últimos años, lo que puede deberse, apunta la Fiscalía, a que las víctimas apenas denuncian la distribución de material ilícito en la red.

Según apunta, se trata habitualmente de “conductas clandestinas en las que las víctimas, habitualmente menores de muy corta edad, ni tan siquiera son conscientes de la agresión sufrida”.

Las investigaciones suelen iniciarse de oficio, a partir de notificaciones de ciudadanos que detectan las imágenes en la red y de comunicaciones recibidas de organismos o policías de otros países.

Pero no toda la información que se recibe permite abrir una investigación concreta, ante la carencia de medios personales y materiales adecuados para perseguir una actividad criminal en continua expansión y que utiliza sistemas de comunicación cada vez más sofisticados, denuncia la Fiscalía.

En este contexto reclama “una mayor concienciación social y un esfuerzo especial” para dotar las fuerzas de seguridad y a la justicia de más formación y mejores medios.

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EFE

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