Así se adaptó el delfín para reproducirse en el mar

Hace millones de años -unos 50- muchos herbívoros regresaron al mar y tuvieron que evolucionar y cambiar su morfología para adaptarse a la natación, pero los delfines cambiaron tanto que hasta adaptaron su esperma para poder reproducirse en el medio marino.

Científicos del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han comprobado cómo se adaptó el esperma de los delfines para reproducirse en el medio marino.

Y han constatado que, a diferencia de sus parientes terrestres, que usan la glucosa como fuente de energía, los espermatozoides del delfín metabolizan ácidos grasos para permitir su motilidad y adquirir la capacidad de fecundar al óvulo, ha informado el CSIC en una nota difundida hoy, tras la publicación de los resultados del estudio en la revista Current Biology.

Los investigadores han observado que su metabolismo cambió drásticamente al sustituir la alimentación vegetal por una dieta rica en grasa y proteína, basada el consumo de pescado, y que esa transformación contribuyó además a la adaptación a las nuevas condiciones de falta de oxígeno durante largos periodos de tiempo.

Al cambiar la dieta de origen vegetal por otra basada en proteínas y grasa, estos animales empezaron a usar los ácidos grasos como sustrato energético y sus músculos se adaptaron para utilizar las grasas como fuente energética, mientras que la glucosa se reservó para algunos tejidos específicos como el cerebro, ha explicado el investigador del INIA Alfonso Gutiérrez-Adán.

En esas nuevas condiciones, también sus órganos y sus estrategias reproductivas experimentaron grandes transformaciones, y los delfines perdieron las glándulas seminales que producían el líquido seminal que nutre a los espermatozoides en su eyaculado, por lo que la fuente energética para poder desplazarse y fecundar el ovocito debía encontrarse acumulada en su interior.

Descubrieron así que la especie experimentó una extraordinaria adaptación, imprescindible para reproducirse en las nuevas condiciones marinas, ha explicado el investigador.

En el estudio han participado también científicos del Centro de Investigaciones Marinas y Ambientales de la Universidad de Oporto, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y el Oceanogràfic de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, que ha aportado las muestras espermáticas de delfín.

Los cetáceos se dividen en dos grandes grupos: los odontocetos (cetáceos dentados) y los misticetos (ballenas barbadas); los primeros poseen dientes, como los delfines y las orcas, y los segundos tienen barbas para filtrar, tragar y expulsar el agua a través de las barbas.

Los investigadores, ha informado el CSIC, han observado que las mutaciones que experimentaron los delfines se produjeron también otras especies del grupo de los odontocetos, pero no entre las ballenas barbadas.

En la siguiente fase del estudio, los investigadores se centrarán en analizar la fuente energética y la estrategia que utilizan los delfines en el proceso de capacitación espermática, ya que entender todo ese proceso “podría servir para aplicar estos conocimientos a biotecnologías reproductivas de las especies ganaderas y a los humanos”, ha concluido el investigador.

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EFE

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