Las emisiones de CO2 se estancaron en Alemania en 2022, según un informe

Unos 200 activistas ambientales se preparan según medios en Alemania para resistir el desalojo de la pequeña localidad de Lützerath, al oeste del país, que será demolida para dejar paso a una mina de lignito a cielo abierto.

Los terrenos y viviendas del pueblo han sido adquiridos por la energética RWE, que dispone de los permisos necesarios para comenzar con las labores de demolición, mientras que los últimos habitantes ya han abandonado la localidad.

Sin embargo, en la zona se han asentado desde hace meses grupos de activistas -algunos de ellos, en casas construidas en los árboles- con el fin de resistir contra el desalojo de la localidad por parte de la policía.

Su número ha aumentado ante la inminencia de la demolición y este lunes se produjeron escaramuzas con las fuerzas de seguridad, después de que estas retiraran por la fuerza a varios activistas encadenados en las vías de acceso a la localidad.

«Aquí, en esta mina de carbón, que es la mayor fuente de CO2 de Europa, aquí se hace la crisis climática, y por eso debemos detenerla en este lugar», declaró hoy a la televisión pública alemana ARD una de las activistas, Mara Sauer.

Una de las activistas climáticas más conocidas de Alemania, Luisa Neubauer, instó a través de su cuenta de Twitter a las autoridades a promulgar una moratoria para el desalojo con el fin de proteger la paz social y el clima.

«Cada día cuenta, es 2023 y no podemos perder ningún pueblo más», agregó, además de llamar a los ciudadanos a acudir a alguna de las más de treinta manifestaciones convocadas esta semana por toda Alemania contra la demolición de Lützerath.

De acuerdo con la ARD, el desalojo podría comenzar el próximo 11 de enero y las autoridades del «Land» de Renania del Norte-Westfalia prevén que los enfrentamientos con la policía se prolonguen por lo menos durante cuatro semanas.

La situación evoca el movimiento de resistencia que surgió entre 2015 y 2018 contra la tala del Bosque de Hambach, amenazado por otra mina operada por RWE y que fue frenada in extremis por una decisión judicial.

La explotación de lignito de Garzweiler, para cuya ampliación se demolerá ahora Lützerath, está entre las más grandes de Alemania y produce entre 35 y 40 millones de toneladas de carbón al año, según medios locales.

Una veintena de localidades han sido desalojadas desde la década de 1980 para dejar paso a la expansión de la mina, que desde entonces está en el blanco de las protestas medioambientales.

Según los planes actuales, la mina dejará de operar en 2030, en consonancia con el objetivo climático del Gobierno de dejar de quemar carbón en 2038.

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EFE

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