El British Antarctic Survey (BAS), una institución con 60 años de historia dedicada a la exploración y cartografía de las regiones más inhóspitas del planeta, se encuentra ahora ante un desafío aún mayor: comprender el impacto del calentamiento en los polos, considerados el eslabón más débil del sistema terrestre.
El British Antarctic Survey: Explorando los polos y comprensión del impacto del calentamiento global
Desde su sede en Cambridge, Inglaterra, el BAS ha evolucionado significativamente a lo largo de los años. En sus inicios, las expediciones partían hacia territorios desconocidos, con el objetivo de trazar mapas y recopilar datos científicos básicos, además de asegurar la presencia británica en áreas estratégicas durante la Guerra Fría.
Hoy en día, el BAS planifica misiones de investigación complejas que involucran a geógrafos, biólogos, climatólogos y expertos en física espacial. Además, la automatización y la integración de la Inteligencia Artificial (AI) y vehículos autónomos, como el famoso batiscafo robótico Boaty McBoatface, son partes esenciales de su trabajo.
La presencia humana en bases como Rothera en la Antártida sigue siendo fundamental para la investigación, al igual que la utilización de grandes rompehielos como el RRS Sir David Attenborough. Sin embargo, la automatización juega un papel cada vez más relevante en las operaciones.
El enfoque actual del BAS se centra en comprender los impactos del cambio climático en las regiones polares y su influencia en el planeta en su conjunto. Los científicos reciben datos constantes sobre el movimiento y el grosor de la capa de hielo antártica, y utilizan una variedad de herramientas, como sismógrafos, radares y satélites, para estudiar las propiedades del hielo y su impacto en el nivel del mar.
Un área de particular interés para el BAS es el glaciar Thwaites, que, de colapsar, podría elevar el nivel del mar en 65 centímetros. El retroceso acelerado de la cobertura de hielo en la Antártida desde 2016 ha impulsado proyectos científicos para mejorar los modelos de las corrientes de agua y viento en los polos, así como otros aspectos climáticos.
La rápida velocidad de los cambios climáticos también requiere que el BAS actualice constantemente sus mapas de las regiones polares, que son utilizados como referencia en diversos campos.
Además de los aspectos geográficos, los biólogos del BAS estudian las características de los animales que habitan en estas áreas extremas y tratan de predecir su vulnerabilidad ante los cambios. Sin embargo, la velocidad del cambio climático dificulta su adaptación genética y pone en riesgo su supervivencia.
El British Antarctic Survey continúa enfrentando el desafío del cambio climático en los polos, combinando la exploración, la investigación y la adaptación constante para comprender y abordar los impactos en estas regiones cruciales para el equilibrio del planeta.
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EFE