Los incendios forestales son una amenaza cada vez más frecuente y devastadora en muchas partes del mundo, especialmente en las épocas de sequía y altas temperaturas. Si vives en una zona donde se ha registrado un incendio forestal, es posible que te preguntes qué puedes hacer para ayudar, tanto durante la emergencia como después de ella. Aquí te ofrecemos algunas recomendaciones que pueden ser útiles.
Qué hacer y qué no hacer si vives cerca de un incendio forestal
Durante el incendio forestal:
– Lo más importante es seguir las indicaciones de los bomberos y las autoridades locales, que son los encargados de combatir el fuego y coordinar la evacuación y el rescate de las personas y los animales en peligro. No interfieras con su trabajo ni pongas en riesgo tu seguridad o la de los demás.
– Si recibes una orden de evacuación, sal de tu casa lo antes posible, llevando contigo solo lo esencial: documentos, medicamentos, dinero, agua, comida, ropa y mascotas. Cierra las puertas y ventanas, desconecta el gas y la electricidad, y deja una nota visible con tu nombre y número de teléfono.
– Si no recibes una orden de evacuación, pero el fuego se acerca a tu vivienda, prepara un plan de escape y mantente alerta por si cambian las condiciones. Cierra todas las aberturas de tu casa para evitar que entre el humo y las chispas, riega el techo y el jardín con agua, y aleja los muebles y objetos inflamables de las ventanas.
– Si te encuentras atrapado por el fuego, busca refugio en un lugar seguro, como un edificio resistente al fuego, una zona despejada o un cuerpo de agua. Cubre tu boca y nariz con un pañuelo húmedo o una mascarilla para filtrar el humo, y llama al 112 o al número de emergencias local para pedir ayuda.
Después del incendio forestal:
– No regreses a tu casa hasta que las autoridades te lo permitan, ya que puede haber riesgos ocultos como árboles caídos, cables eléctricos sueltos o estructuras inestables. Una vez que vuelvas, revisa cuidadosamente los daños y reporta cualquier anomalía a tu compañía de seguros.
– Protege tu salud y la de tu familia ante el humo y las cenizas que pueden permanecer en el aire durante días o semanas después del incendio. Evita respirarlos o tocarlos con las manos desnudas, usa gafas y guantes para limpiar los restos, lava bien los alimentos y el agua antes de consumirlos, y consulta a un médico si presentas síntomas como tos, irritación ocular o dificultad para respirar.
– Dona o voluntariarte para apoyar a las personas y a los ecosistemas afectados por el incendio. Puedes colaborar con organizaciones locales o nacionales que se dedican a brindar ayuda humanitaria, reconstruir viviendas, rescatar animales, reforestar áreas quemadas o prevenir futuros incendios. Infórmate sobre sus necesidades y cómo puedes contribuir con dinero, bienes o tiempo.
– Previene y reduce el riesgo de incendios forestales en tu comunidad. Adopta hábitos responsables como no arrojar colillas de cigarrillos ni basura al suelo, no hacer fogatas ni quemas agrícolas sin autorización ni medidas de seguridad, respetar las normas de acceso y uso de los espacios naturales, y denunciar cualquier actividad sospechosa o negligente que pueda provocar un fuego. También puedes participar en campañas de sensibilización, educación y concienciación sobre la importancia de cuidar y proteger los bosques y la biodiversidad.
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