Las calles de Jerusalén se vieron inundadas por decenas de miles de manifestantes el pasado 31 de marzo, en lo que se ha descrito como las mayores protestas antigubernamentales desde el inicio de la guerra en Gaza hace seis meses.
Los ciudadanos, exigiendo la dimisión del primer ministro Benjamin Netanyahu y la convocatoria de elecciones anticipadas, bloquearon las vías alrededor del Parlamento, expresando su frustración ante la prolongada crisis y la falta de acción para la liberación de los rehenes secuestrados por Hamás.
Las promesas de Netanyahu de “destruir” a Hamás y rescatar a los rehenes parecen haberse desvanecido, mientras los manifestantes, incluidos familiares de los rehenes, acusan al Gobierno de Jerusalén de actuar por intereses políticos personales en lugar de por el bienestar nacional.
Protestas Anti-Netanyahu por Crisis y Seguridad en Jerusalén
Las críticas se intensifican ante las fallas de seguridad que precedieron a los ataques de Hamás el 7 de octubre, que resultaron en la muerte de 1.140 personas y el secuestro de otras 250.
La presión para que Netanyahu convoque elecciones anticipadas se ve agravada por las acusaciones de corrupción y la gestión de las relaciones internacionales de Israel en su actual gobierno.
La situación de los estudiantes ultraortodoxos, exentos del servicio militar obligatorio, también ha generado controversia. La movilización de reservistas y la demanda de que todos los jóvenes cumplan con su deber militar contribuyen al clima de insatisfacción ciudadana.
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