El ministro de Hacienda, Germán Ávila, reveló los detalles del plan económico del Gobierno Petro, que incluye una nueva reforma tributaria enfocada en ampliar la base gravable y mejorar el flujo de caja estatal. Una de las propuestas más llamativas es la aplicación de impuestos a actividades comerciales de iglesias y plataformas de apuestas digitales.
Durante una entrevista con El Tiempo, Ávila explicó que el país no hará uso inmediato de la línea de crédito del Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque se mantendrá disponible como respaldo para los mercados.
Impuestos a sectores históricamente exentos
Uno de los puntos más polémicos será la tributación a sectores que, según el ministro, han estado subrepresentados fiscalmente. Entre ellos se destacan las iglesias —aunque solo por sus actividades comerciales, no por el culto— y las plataformas digitales de apuestas y juegos de azar.
“Las iglesias han tenido ingresos significativos a través de actividades comerciales que no están directamente relacionadas con el culto religioso”, dijo Ávila.
Ajuste en la retención en la fuente
La estrategia inicial del Gobierno será un cambio en la retención en la fuente, con el que se espera recaudar anticipadamente hasta $6 billones. Este ajuste afectará principalmente a sectores como el gas, petróleo, carbón y oro, sin impactar al sector manufacturero ni al agro.
Recorte de subsidios al ACPM
El Ejecutivo también suspenderá el subsidio al ACPM para vehículos que no estén vinculados al transporte de carga, una medida que afectará principalmente a camionetas de lujo y vehículos particulares. El objetivo es racionalizar el gasto y centrar los recursos en sectores estratégicos.
Reforma laboral sin temor al desempleo
Sobre el empleo, el ministro aseguró que las políticas salariales impulsadas por el Gobierno han tenido efectos positivos en el consumo y la producción, y no han generado aumentos significativos en el desempleo o la inflación.
Un plan económico integral
El Gobierno prepara una estrategia fiscal estructural que busca:
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Mejorar la recaudación tributaria sin afectar sectores clave.
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Reducir subsidios ineficientes.
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Mantener la confianza de inversionistas.
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Asegurar estabilidad macroeconómica.
Ávila enfatizó que se trata de una respuesta integral ante los desafíos fiscales y económicos de 2025, en un contexto de desaceleración global.
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