La búsqueda de evidencias en casos de agresión sexual se ha vuelto más eficiente gracias a un innovador enfoque científico. Investigadores de la Universidad de Murdoch en Australia han descubierto que las bacterias, conocidas como el “sexoma”, pueden proporcionar valiosas pistas para identificar a un agresor cuando no se dispone de su ADN. Estos hallazgos, publicados recientemente en Forensic Science International, podrían revolucionar la forma en que se investigan estos casos.
Científicos descubren el “sexoma” como nueva herramienta forense en casos de agresión sexual
Cuando se desconoce al responsable de una agresión sexual y no hay eyaculación presente, encontrar rastros de ADN se convierte en un desafío. Es aquí donde los científicos han centrado su atención en la microbiota, los microorganismos presentes en nuestros cuerpos que desempeñan diversas funciones beneficiosas. Aunque se ha estudiado en gran medida la microbiota intestinal, bucal y vaginal, se sabe poco sobre la microbiota del pene en los hombres.
El equipo de investigación se planteó la pregunta de si podría existir un intercambio de bacterias durante el sexo con penetración, similar al intercambio que ocurre durante un beso. Para responder a esta pregunta, se realizaron pruebas en seis parejas heterosexuales. Antes y después del acto sexual, se tomaron muestras de los genitales con hisopos y se analizaron en busca de material genético bacteriano, formando así el “sexoma”.
Los resultados confirmaron las sospechas iniciales: las mujeres presentaban bacterias del “sexoma” de los hombres en sus vaginas, y viceversa. Cada “sexoma” era lo suficientemente único como para descartar sospechosos, ya que sería altamente improbable que dos personas tuvieran exactamente la misma composición bacteriana en una situación dada.
Esta técnica se vuelve especialmente útil en casos en los que hay pocos sospechosos y no se encuentra ADN convencional. Aunque no reemplaza por completo el análisis del ADN, el análisis del “sexoma” puede ser una herramienta complementaria valiosa en la investigación forense de agresiones sexuales.
Es importante tener en cuenta que la transferencia de bacterias fue mayor en las parejas que no usaron métodos anticonceptivos de barrera, como el preservativo. Sin embargo, incluso en los casos en los que se utilizó un método anticonceptivo, hubo cierta transferencia bacteriana.
Aunque se requiere continuar investigando en este campo, el descubrimiento del “sexoma” como herramienta forense podría significar un gran avance para las ciencias forenses y brindar una nueva perspectiva en la resolución de casos de agresión sexual.
Si bien esta técnica aún está en desarrollo, su potencial para ayudar a la justicia en casos de agresión sexual es prometedor. La ciencia forense continúa evolucionando y adaptándose para ofrecer soluciones más eficaces y precisas, protegiendo a las víctimas y llevando a los responsables ante la justicia.
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