El hielo marino que rodea la Antártida se ha reducido a los niveles más bajos para esta época del año desde que se iniciaron los registros satelitales hace 45 años. Los científicos alertan de las consecuencias que este fenómeno puede tener para el clima global y los ecosistemas polares.
Según los datos del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve (NSIDC, por sus siglas en inglés), el hielo marino antártico alcanzó su extensión mínima anual el pasado 21 de febrero, con 1,79 millones de kilómetros cuadrados, el valor más bajo registrado desde 1979. Este mínimo histórico supera en 136.000 kilómetros cuadrados al anterior récord, establecido en 2017.
Cabe reseñar que este se forma cada invierno (junio-septiembre) y se derrite cada verano (diciembre-febrero), creando un anillo de hielo alrededor del continente que alberga el 90 % del hielo mundial.
La Antártida pierde una cantidad de hielo marino equivalente al tamaño de Argentina
A diferencia del Ártico, donde una gran parte del hielo marino persiste durante todo el año, el hielo marino antártico es más delgado y casi todo se funde en un verano típico.
El hielo marino juega un papel importante en el balance energético de la Tierra y en el enfriamiento de las regiones polares, ya que refleja más luz solar que el agua líquida. También actúa como una barrera entre el aire frío y el agua más cálida, y es un hábitat esencial para pingüinos, focas y otros animales.
Los científicos atribuyen la disminución de este a varios factores, entre ellos el aumento de las temperaturas del aire y del océano, los cambios en los patrones de viento y de las corrientes marinas, y la entrada de agua dulce procedente del derretimiento de los glaciares y las capas de hielo.
Según la glacióloga Florence Colleoni, del Instituto de Oceanografía y Geofísica Experimental (Ogs) de Trieste, el océano se ha calentado de manera acelerada, pero se está subestimando esta velocidad. “Todavía no sabemos cuál es la influencia del cambio climático, pero ciertamente amplifica el impacto de algunos fenómenos”, dijo Colleoni.
La experta señaló la necesidad de invertir en la búsqueda de energías alternativas y optimizar el uso de la energía para evitar que la situación empeore. Además, remarcó que la situación debe ser vigilada.
Mientras tanto, el hielo marino ártico ha experimentado una pérdida notable durante el mismo período, con una tendencia negativa clara tanto en septiembre como en marzo.
A nivel mundial, la Tierra perdió este a una tasa media de 13.500 kilómetros cuadrados por año desde 1979 hasta 2014, lo que equivale a perder una superficie mayor que el estado de Maryland cada año. Esta disminución afecta al balance energético de la Tierra.
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