La actividad del Nevado del Ruiz ha generado una situación de alerta en el departamento de Caldas, que ha declarado la calamidad pública para estar preparados ante una posible erupción.
El Nevado del Ruiz es un volcán activo que se encuentra en la cordillera Central de los Andes, entre los departamentos de Caldas y Tolima. Tiene una altura de 5.321 metros sobre el nivel del mar y forma parte del Parque Nacional Natural Los Nevados.
Según el último boletín del SGC, emitido el 5 de abril de 2023, el Nevado del Ruiz se encuentra en nivel de alerta naranja, lo que significa que hay una probabilidad moderada a alta de que se produzca una erupción en los próximos días o semanas.
El Nevado del Ruiz pone en alerta a Caldas y sus municipios
El SGC reportó que el volcán ha registrado un aumento en la sismicidad asociada al fracturamiento de roca y al movimiento de fluidos en los conductos volcánicos, así como emisiones de ceniza confirmadas por las imágenes satelitales y las cámaras web instaladas en la zona.
Ante este escenario, el gobernador de Caldas, Luis Carlos Velásquez, anunció el 4 de abril que se declaraba la calamidad pública en el departamento, lo que le permite contar con recursos y respuesta humanitaria desde diferentes sectores para atender una posible emergencia.
El gobernador hizo un llamado a la calma y a la prevención, e invitó a la ciudadanía de Caldas a seguir las recomendaciones de las entidades competentes.
La declaratoria de calamidad pública implica que se activan los planes de contingencia y evacuación en los municipios que podrían resultar afectados por una eventual erupción, especialmente los ubicados en las cuencas de los ríos Chinchiná, Coello, Gualí y Lagunilla.
También se refuerzan las medidas de protección civil y se establecen mecanismos de coordinación entre las autoridades locales, departamentales y nacionales.
La actividad del Nevado del Ruiz no solo representa un riesgo para la vida humana, sino también para el medio ambiente. El volcán alberga una gran biodiversidad y ecosistemas estratégicos como los páramos y los glaciares, que podrían verse afectados por la ceniza, el gas y el calor.
Además, una erupción podría alterar el ciclo hidrológico y generar impactos negativos en la calidad y cantidad del agua disponible para el consumo humano y animal, así como para la agricultura y la generación de energía.
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